el confidencial
@Redacción - 13/10/2007
Nunca el Comité de Bioética del Ministro de Sanidad y Consumo ha servido para algo más que no sea entorpecer las cosas siempre a beneficio del Gobierno de turno. Bernat Soria, el ministro de Sanidad, sabe como pocos de la inutilidad de este grupo de 'sabios'. La sufrió, y mucho, cuando se dedicaba a investigar, igual que lo sufrieron en su días los médicos y científicos cuyos trabajos no se ajustaban a la doctrina (moral, que no ética, no hay que confundir) del inquilino de La Moncloa.
Entonces era Aznar y su cruzada confesional de la mano de Bush. Sin embargo, ahora va Soria y, para contentar a todos (recuerda a aquello de 'café para todos', de la Transición), dice que quiere un Comité de Bioética. Lo desea y es legítimo. Otra cosa son los integrantes de este comité. Y ahí el Opus Dei peleará por tener presencia.
De modo que el ministro se las tendrá que bandear con gente poderosa, que no tira fácilmente la toalla. En la Conferencia Episcopal también están preparados para la batalla. Pero, ¿de qué hablarán los elegidos? Entre sus cometidos estará el ayudar al Gobierno a tomar decisiones, por encima o al margen de creencias y de ideologías. ¿Tratarán la eutanasia?
A Soria, como defensor de la muerte digna, seguro que no le disgustaría, pero enfrente tendrá, con seguridad, a expertos contrarios a sus ideas. Incluso se opondrán a la práctica de la sedación terminal, de uso común aunque muchos señores de bata blanca prefieran negar la realidad.
Todo esto está muy bien. Lo que parecen desconocer los del Ministerio es que la mayoría de los ciudadanos no entiende de términos técnicos sino de realidades, las que ven y sufren. Por eso, no vendría mal que alguien les explicara con mucha claridad en qué consisten los diversos tipos de eutanaria y otros aspectos de la misma desconocidos. Un pueblo informado es un pueblo mucho más libre: para elegir y para moverle la silla al Gobierno que no cumple.
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