Luis Andrenio fue trasladado de su centro de salud por excesivo celo laboral. Sus pacientes hacen campaña para que "vuelva a casa". El afectado es un médico de primaria que padece excesivo celo por su trabajo profesional: atiende a sus pacientes sin mirar el reloj y se reserva los sábados para solventar los papeleos administrativos porque prefiere dejar la burocracia fuera de la consulta.
Álvaro Sánchez León
02/10/2007
Aunque cualquier empresa retribuiría su empeño, el Servicio Asturiano de Salud decidió suspenderle de empleo y sueldo durante tres meses, así como trasladarlo de centro de salud. ¿Por qué? Porque un profesional así acaba siendo molesto para el resto de compañeros que no están dispuestos a tomarse tan en serio su trabajo.
Andrenio quería dedicarse por entero a sus pacientes y que el resto de la plantilla del centro de salud de Parque-Somió mantuviera el mismo ritmo. Por eso exigía el fiel seguimiento de los horarios laborales hasta llegar a denunciar a algunos de sus colegas por incumplimiento, aunque sus demandas caían siempre en saco roto. Entonces se desató la guerra y, con ella, el clima anti Andrenio entre los auxiliares y enfermeros que le acompañan en la consulta. Sólo los pacientes están con él.
El fuego se aviva con dos expedientes disciplinarios abiertos por el centro contra él: uno por llamar mentirosa a la jefa de Administración de Parque-Somió (concuñada del anterior consejero de Sanidad, Rafael Sariego), y otro por no someterse al reconocimiento médico que pedía el comité de salud laboral del centro.
Contra todo pronóstico, los expedientes surtieron efecto inmediatamente, lo cual, según el abogado encargado de su defensa, Julio César Galán, "no es ilegal, pero es absolutamente inusual". La pena: suspensión de empleo y sueldo y traslado de centro. Contra ella, el letrado ha presentado un recurso de alzada que está pendiente de resolución.
Andrenio acata la decisión de la Administración y publica un anuncio en la prensa local de la comunidad para despedirse de sus pacientes. Es la primera piedra de la plataforma de apoyo al médico asturiano, dispuesta a llegar hasta el final para que "vuelva a casa". Además de las más de 6.000 firmas recogidas y de las concentraciones, sus enfermos han conseguido una reunión con el actual consejero, Ramón Quirós, que mantiene la posición oficial de no levantar la suspensión pese a la movilización.
Un precedente en Cataluña
Francesc Abel, ginecólogo, jesuita y bioético de reconocido prestigio, padeció un episodio parecido durante los años de su ejercicio profesional en la sanidad catalana. Según cuenta él, en su hospital "tenía dos horas para atender a sesenta mujeres. Para atenderlas correctamente decidí invertir dos horas más de consulta, pero el personal de limpieza me denunció porque por mi culpa no podían cumplir sus horarios, a pesar de que yo sugería que les pagaran las horas extra, pero no hubo manera. A veces, lo que hacía era decirles que vinieran a verme a la consulta privada de La Alianza, pero no crea que era nada ilícito, porque no les cobraba un duro.Debo decir que disfrutaba mucho del ejercicio de la obstetricia".
Todas las mañanas, de 9:00 a 14:00 horas, los pacientes de Luis Andrenio recogen firmas en la puerta del centro de salud Parque-Somió. Tienen más de 6.000 y esperan llegar a 7.000 "para que la Administración reflexione", y pretenden llevar el caso al Defensor del Pueblo
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