Para coger un tren en silla de ruedas
hay que avisar 24 horas antes
El servicio de Renfe que ayuda a los pasajeros discapacitados a subir y bajar del vagón sólo funciona en capitales de provincia.
Si una persona en silla de ruedas quiere viajar en tren, debe hacérselo saber a la estación con 24 horas de antelación o, de lo contrario, no podrá disponer de un servicio de ayuda para subir al vagón.
Si una persona en silla de ruedas quiere viajar en tren, debe hacérselo saber a la estación con 24 horas de antelación o, de lo contrario, no podrá disponer de un servicio de ayuda para subir al vagón.
«No es de recibo, puesto que a nosotros también nos surgen viajes inesperados y si no avisamos, no hay nadie, lo que es un inconveniente y una desigualdad», asegura el presidente de Aspaym, Francisco Sardón.
Es más, en el caso de que tuvieran tiempo para avisar, Renfe sólo les facilita ese servicio en las capitales de provincia, o sea, si cogen un tren de Valladolid a Vigo que hace escala en Medina del Campo, les ayudan a subir en la Estación del Norte, pero a la hora de bajar en Medina ya no se responsabilizan.
«Claro que siempre se puede pedir ayuda a cualquier otro pasajero, pero no podemos ir así por la vida, encomendándonos a la buena voluntad de otras personas, que le ponen la mejor intención, pero normalmente no tienen habilidad en el manejo de la silla y a veces, ocurren accidentes, porque te vuelcan», insiste Sardón.
La situación es fruto de un acuerdo a nivel nacional entre Renfe, el Comité de Representantes de Minusválidos y la ONCE, que a través de su empresa Alentis, presta ese servicio en 100 ciudades. «¿Pero qué pasa con los usuarios en los pueblos?, ¿no montan en tren?», se preguntan desde Aspaym.
Desde los colectivos de discapacitados apuntan posibles alternativas, como que el servicio sea itinerante y los trabajadores, que son especialistas en el manejo de la silla de ruedas, puedan desplazarse a cualquier estación de España, sea donde sea, siempre que se haya demandado su asistencia.
En primera persona
Miguel García. 38 años.
«Me dijeron que la silla no entraba por la puerta»
«Yo tuve que ir a Huelva y, directamente, a pesar de tener el billete comprado, me dijeron que era imposible viajar en ese tren, porque la silla no entraba por la puerta del vagón. Me tuvieron que llevar a Madrid en coche para coger el tren allí. Por mi cuenta, claro.
Pero ya no es sólo eso, es que en los accesos que hay para pasar por debajo e ir de un andén a otro pude bajar en el montacargas, pero luego los operarios no encontraban la llave del otro lado, no sabían dónde estaba, y me tocó volver a subir y pasar por encima de la vía con alguien empujándome. Es más, dentro de los trenes, la silla no pasa por el pasillo que hay entre los asientos. Y si tienen un lugar reservado, no hay anclajes, es decir, en una frenada de emergencia saldríamos disparados».
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