Redacción, Madrid (5-12-2007)
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) han conseguido en un modelo experimental que la piel de individuos de edad avanzada vuelva a tener las características de la de los sujetos recién nacidos, al menos durante un corto periodo, al bloquear la acción de una única proteína. Las conclusiones de su trabajo se publican en la revista Genes and Development.
Según explica Howard Chang, autor principal del trabajo, el descubrimiento podría algún día permitir a las personas de más edad recuperarse de heridas de forma tan rápida como cuando eran jóvenes. Chang señala que el trabajo se basa en la teoría de que el envejecimiento es el resultado de cambios genéticos específicos y no del desgaste. El científico señala además que estos cambios genéticos pueden ser revocados incluso en etapas tardías de la vida.
Los investigadores utilizaron datos de estudios anteriores que detectaban la actividad de todos los genes en la célula y en anteriores experimentos descubrieron un gran número de genes que se volvían más o menos activos en las personas mayores.
El trabajo actual analizó estos datos anteriores y observó la relación entre estos genes asociados a la edad. Los resultados mostraron que la actividad de los genes aumentaba o disminuía con la ayuda de una proteína llamada NF-kappa-B. Los investigadores conocían el rol regulador de la proteína sobre los genes pero desconocían que dichos genes tenían un papel en el envejecimiento.
El equipo de Chang primero observó los cambios genéticos que resultaban del bloqueo de NF-kappa-B. Después de dos semanas, la piel de los sujetos de dos años tenía los mismos genes activos en la piel que la de los recién nacidos, una diferencia sorprendente si se comparaba con la piel normal de un animal de dos años. Además, la piel parecía más joven, era más gruesa y existían más células en división en ella, muy similar a la de los individuos más jóvenes.
Los autores señalan que desconocen si los efectos rejuvenecedores de la proteína son duraderos y no creen que sea el origen de la fuente de la juventud. NF-kappa-B participa también en el cáncer, el sistema inmune y en una variedad de funciones del organismo, por lo que suprimir la proteína a largo plazo podría dar lugar a cánceres u otras enfermedades que contrarresten sus efectos "rejuvenecedores".
Según Chang, el trabajo podría dar lugar a terapias para ayudar a las personas más mayores a recuperarse de heridas de cirugía o fomentar el funcionamiento de un órgano. Estas aplicaciones a corto plazo no provocarían los efectos secundarios graves que podrían acompañar al bloqueo de esta proteína.
Según explica Howard Chang, autor principal del trabajo, el descubrimiento podría algún día permitir a las personas de más edad recuperarse de heridas de forma tan rápida como cuando eran jóvenes. Chang señala que el trabajo se basa en la teoría de que el envejecimiento es el resultado de cambios genéticos específicos y no del desgaste. El científico señala además que estos cambios genéticos pueden ser revocados incluso en etapas tardías de la vida.
Los investigadores utilizaron datos de estudios anteriores que detectaban la actividad de todos los genes en la célula y en anteriores experimentos descubrieron un gran número de genes que se volvían más o menos activos en las personas mayores.
El trabajo actual analizó estos datos anteriores y observó la relación entre estos genes asociados a la edad. Los resultados mostraron que la actividad de los genes aumentaba o disminuía con la ayuda de una proteína llamada NF-kappa-B. Los investigadores conocían el rol regulador de la proteína sobre los genes pero desconocían que dichos genes tenían un papel en el envejecimiento.
El equipo de Chang primero observó los cambios genéticos que resultaban del bloqueo de NF-kappa-B. Después de dos semanas, la piel de los sujetos de dos años tenía los mismos genes activos en la piel que la de los recién nacidos, una diferencia sorprendente si se comparaba con la piel normal de un animal de dos años. Además, la piel parecía más joven, era más gruesa y existían más células en división en ella, muy similar a la de los individuos más jóvenes.
Los autores señalan que desconocen si los efectos rejuvenecedores de la proteína son duraderos y no creen que sea el origen de la fuente de la juventud. NF-kappa-B participa también en el cáncer, el sistema inmune y en una variedad de funciones del organismo, por lo que suprimir la proteína a largo plazo podría dar lugar a cánceres u otras enfermedades que contrarresten sus efectos "rejuvenecedores".
Según Chang, el trabajo podría dar lugar a terapias para ayudar a las personas más mayores a recuperarse de heridas de cirugía o fomentar el funcionamiento de un órgano. Estas aplicaciones a corto plazo no provocarían los efectos secundarios graves que podrían acompañar al bloqueo de esta proteína.
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