3 de Diciembre de 2007.
Investigadores de la Universidad de Nueva York han identificado una red neuronal que puede generar la tendencia humana al optimismo. Como humanos, esperamos vivir mucho más tiempo y tener más éxito que lo que estadísticamente nos toca, y subvaloramos nuestra probabilidad de llegar a un divorcio o padecer un cáncer. Los resultados del nuevo estudio correlacionan la tendencia al optimismo con las mismas regiones del cerebro que muestran irregularidades en la depresión.
El estudio fue realizado por un equipo de investigadores del laboratorio de la profesora Elizabeth Phelps, de la Universidad de Nueva York. La autora principal fue Tali Sharot, actualmente en el University College de Londres.
El equipo de la investigación utilizó imágenes obtenidas por resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés) para examinar el funcionamiento del cerebro mientras los participantes pensaban en posibles eventos futuros de sus vidas (como "ganar un premio" o "el fin de una relación sentimental"). Se descubrió un reforzamiento de la actividad de la amígdala y la corteza cingulada anterior rostral, las mismas áreas del cerebro que presentan un funcionamiento defectuoso en la depresión.
La activación de la corteza cingulada anterior rostral se correlacionó con la característica del optimismo, siendo los participantes más optimistas los que mostraban una actividad mayor en esta región al imaginar futuros eventos positivos.
El equipo encontró que los participantes con mayor tendencia a esperar más eventos positivos que negativos en su futuro cercano, también imaginaban los positivos con mayor intensidad.
"Nuestros resultados sugieren que mientras el pasado está congelado, el futuro está abierto a la interpretación, permitiendo a las personas distanciarse de los posibles eventos negativos y acercarse más a los positivos", explica Elizabeth Phelps, profesora de psicología y ciencia neuronal. "Comprender el optimismo es fundamental ya que éste se correlaciona con la salud física y mental. Por otro lado, una visión pesimista se correlaciona con los síntomas de la depresión".
Los resultados obtenidos a partir de las imágenes de la actividad cerebral sugieren la existencia de un mecanismo que media en la tendencia conductual observada hacia el optimismo. Anteriormente se había demostrado que la corteza cingulada anterior rostral estaba involucrada en la regulación de las respuestas emocionales. Los resultados actuales sugieren que en los individuos sanos esta región puede ayudar a integrar y regular la información emocional y autobiográfica para generar una visión positiva del futuro.
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