Desde la AI MEDICOS PROGRESISTAS subscribimos en su totalidad la carta escrita por nuestro compañero Dr. Alberto de Dios
La AI Medicos Progresistas os pide la maxima colaboración, si estais de acuerdo con sus contenidos, en la difusion de la carta, ya sea por correo electronico, listas de distribucion, Webs etc .
Es voluntad de la AI Medicos Progresistas abordar proximamente este problema con seriedad y profundidad.
Un saludo solidiario AI MEDICOS PROGREISTAS
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Un saludo solidiario AI MEDICOS PROGREISTAS
Carta dirigida al representante de la Industria Farmacéutica o visitador médico:
Como médico con actividad clínica asistencial, me dirijo a usted con motivo de intentar explicarle y clarificar lo más posible la postura que mantengo con la Industria Farmacéutica en la promoción de sus productos, pues siento decirle que no veo la necesidad del servicio que usted presta.
Antes de nada, decirle que no tengo ninguna queja personal con el trabajo que usted desarrolla, estando agradecido de su esfuerzo e interés por la información que ofrece.
Los motivos que me llevan a no considerar útiles sus visitas son las siguientes:
1. En mi práctica clínica diaria manejo exclusivamente principios activos y no marcas comerciales. El principio activo es el término farmacológico de referencia que figura en la literatura médica internacional, en las principales referencias bibliográficas y en los listados de fármacos genéricos y esenciales1,2. Por este motivo me parece una pérdida de tiempo que cada día tenga que averiguar a qué marca cooresponde su principio, ya que puede haber hasta unas 40 o 60 marcas diferentes del mismo principio (ej, enalapril, omeprazol) y sería ridículo pretender conocer los nombres de las marcas. El Vademecum que reparten los Colegios de Médicos carecen de muchos productos y es poco útil.
2. Insistir en que ya dispongo de suficiente documentación científica imparcial y no comercial, así como de guías y de protocolos basados en los consensos nacionales e internacionales que cumplen los criterios de medicina basada en la evidencia científica. En los tiempos actuales no es muy difícil acceder a revistas y webs internacionales con plena seguridad de poder leer artículos sin conflictos de intereses comerciales3,4. Por ello, siento comunicarle que no necesito su documentación de propaganda comercial ni las guías que ustedes reparten. Recalcar que, cuando les escucho, a veces me cuesta diferenciar entre conceptos tan diferentes como “publicidad” o marketing potencialmente engañoso e “información” veraz y contrastada5.
3. Finalmente, siento comunicarle que no concibo la enfermedad y el sufrimiento de mis pacientes como un negocio que renta grandes beneficios. Por ello no entiendo su política comercial compatible con el derecho a la salud y con la evidencia científica. Tampoco concibo que la investigación de nuevos productos se guíe más por prioridades de rentabilidad económica que no coinciden con las necesidades más básicas de nuestros pacientes, por no hablar de la situación de otros países menos desarrollados. Y dado que en España todavía tenemos la suerte de trabajar en un sistema de salud universal costeado con los impuestos de todos, mi obligación es la de respetar el principio de máxima eficiencia intentando conseguir el máximo beneficio al menor coste posible y respetando los criterios de evidencia científica. En este sentido no creo que le cueste comprender que este respeto por la Salud Pública no es muy compatible con la labor que usted desarrolla, sabiendo que más del 30% del presupuesto de Sanidad se consume en el sector farmacéutico.
4. Por último, añadir que en muchas ocasiones el diseño, la ejecución y el análisis de la investigación realizada por ustedes (las compañías farmacéuticas) no suelen ser supervisadas por organismos independientes. Más preocupante puede llegar a ser el hecho de no publicar resultados negativos en términos de ausencia de eficacia o de efectos adversos6,7. La falta de transparencia en estas cuestiones introduce dudas sobre la credibilidad de sus trabajos. No se hacen suficientes estudios comparativos de eficacia entre nuevos y antiguos productos8. Estudios independientes indican que sólo un 3% de los nuevos productos arrojan un avance terapéutico relevante9. Llamar la atención acerca de las “novedades” que salen al mercado, en las que casi nunca se realizan estudios comparativos respecto a fármacos antiguos de menor coste o ya sin patente. Basta ya de fármacos de elevado coste cuya “novedad” sólo ha sido estudiada frente a placebo9. Y por último, los precios de los nuevos productos, protegidos por patente, son casi siempre mucho más elevados que las alternativas de similar eficacia. No hay transparencia sobre costes de investigación y de desarrollo de nuevos fármacos en sus empresas, por lo que no están justificando correctamente los elevados precios de salida de los nuevos productos10,11.
Sin más, espero que entienda mi postura respecto al trabajo que creo que ustedes desarrollan, y por ello, me omitan de sus listados y objetivos... comerciales.
Una vez más, le agradezco su atención. Un saludo,
Dr. Alberto de Dios Romero
Médico Internista.
Hospital La Seu d’Urgell, Lleida.
Agosto de 2007.
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