DÍA MUNDIAL DEL COOPERANTE
Más de 1.400 españoles trabajan como cooperantes en terreno, la mayoría en Latinoamérica
Sonia Garde, Bien - 07/09/2007
Son personas normales, como tú o como yo, que en un momento dado deciden trabajar cara a cara con los más necesitados, normalmente en países pobres. Pero los cooperantes están hechos de otra pasta: de compromiso social, motivación y solidaridad.
"Suelen ser individuos jóvenes de entre 25 y 45 años, con una gran cualificación (más del 90 por ciento poseen estudios universitarios). Destacan sectores como el educativo, sanitario, derecho y social", según detalla a BIEN Ricardo Angora Cañego, vocal de Acción Humanitaria de la Junta de Gobierno de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo-España (Congde).
Hace poco más de un año, el Gobierno aprobó el Estatuto del Cooperante para regular los derechos y deberes de estos trabajadores, y que ha significado un avance importante. "Supone el fomento de medidas que permiten un marco de estabilidad, seguridad, y garantías en la protección social y laboral para estas personas", apunta Angora Cañego. No obstante, critica que hay aspectos de este reglamento inadecuadamente desarrollados como el establecimiento del seguro colectivo de vida y salud que, finalmente no va a ser asumido en su mayor parte por la Administración, sino a partes iguales por las ONG, "lo que supone una gran carga para las organizaciones", recalca con motivo del Día Mundial del Cooperante, que se celebra el 8 de septiembre.
Cuántos hay
Es difícil precisar el número de cooperantes españoles trabajando en el exterior, aunque según un estudio realizado por la Asociación Profesional de Cooperantes (APC)—que coincide con los datos de la Congde— habría más de 1.400 trabajadores con presencia en más de 63 países. El 58 por ciento de estos profesionales trabaja en América Latina, más del 20 por ciento en África Subsahariana, un 16 por ciento en zonas subdesarrolladas del continente asiático, y el 3 por ciento en Oriente Medio. Sobre todo desempeñan su labor en el ámbito de acción humanitaria, defensa y protección del medio ambiente. Son héroes desconocidos, pero un gran ejemplo para todos.
Mónica Vera es médico, tiene 36 años y lleva más de 5 inmersa en el mundo de la cooperación. Su experiencia se relaciona estrechamente con la ONG Medicus Mundi (www.medicusmundi.es) con la que colaboró durante dos años en un proyecto en la provincia de Gaza (Mozambique). Allí servía de apoyo al personal local y ayudaba a su formación y planificación. Pero, al ser médico, también tuvo que prestar asistencia clínica debido a brotes de cólera y sarampión, comenta. "La experiencia fue muy dura, sobre todo por la falta de recursos, aunque se aprende a usar otros medios casi olvidados en los países ricos y a entender la enfermedad y la muerte de otra manera", recuerda. Hoy sigue trabajando para la ONG y no descarta volver a salir a terreno, aunque recalca que hay muchas formas de cooperar.
Desde pequeña, Esther González (33 años) estuvo atraída por los temas sociales y la solidaridad. Hasta que en 2003 fue a Honduras en su mes de vacaciones y a su vuelta decidió dejar la multinacional en la que trabajaba para dedicarse íntegramente a la cooperación. Contactó con Médicos Sin Fronteras (www.msf.es) y estuvo un año trabajando en un proyecto sobre sida en Busia (Kenia). Estuvo encargada de la logística y supervisión financiera, aunque reconoce que terminó "haciendo un poco de todo". "El proceso de adaptación no fue difícil al estar en un contexto estable (sin guerras), aunque la carga psicológica que se siente es importante", detalla. Sin duda volvería a repetir la experiencia porque "es lo que quería hacer". Denuncia la falta de sensibilización de la sociedad y de los Gobiernos, y recuerda que "queda mucho por hacer".
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