José Luis Poyatos fue diagnosticado hace cuatro años de esclerosis múltiple progresiva.
Desde enero de 2007, es el presidente de la asociación provincial de Ciudad Real que lucha contra esta enfermedad y que cuenta con 250 afectados
R. SANTAMARTA -23/8/2007
José Luis Poyatos era una persona a la que le gustaba hacer mucho deporte. Jugaba con asiduadad al fútbol, salía a correr tres o cuatro veces a la semana y, de vez en cuando, echaba una partida de tenis con sus amigos. Hace unos cuatro años, según relata, empezó a sentir que sus extremidades inferiores no respondían como tenían que hacerlo. «Estaba de vacaciones y notaba que me costaba levantar las piernas y hasta caminar, así que a la vuelta decidí acudir a mi médico de cabecera», explica al respecto.
José Luis Poyatos era una persona a la que le gustaba hacer mucho deporte. Jugaba con asiduadad al fútbol, salía a correr tres o cuatro veces a la semana y, de vez en cuando, echaba una partida de tenis con sus amigos. Hace unos cuatro años, según relata, empezó a sentir que sus extremidades inferiores no respondían como tenían que hacerlo. «Estaba de vacaciones y notaba que me costaba levantar las piernas y hasta caminar, así que a la vuelta decidí acudir a mi médico de cabecera», explica al respecto.
En las radiografías el especialista no observó nada extraño pero José Luis, asustado por lo que le estaba ocurriendo, le sugirió al médico que fuera derivado a un neurológo por si se trataba de un problema del sistema nervioso. Una resonancia magnética desembocó en un posterior ingreso hospitalario, al apreciarse desmielinizaciones en la corteza cerebral.
Finalmente, otra resonancia, una prueba de potenciales evocados y una punción lumbar confirmaron la esclerosis múltiple en febrero del año 2005. «Te pones a llorar y te das cuenta de que todo va a cambiar a partir de ese momento, que ya no voy a poder conducrir, que no voy a poder andar y que no voy a poder hacer muchas cosas», confiesa José Luis. «Es un punto y a parte en otro renglón», subraya.
La familia fue la primera en enterarse de la noticia y, poco a poco, sus amigos ya que, como relata, «no voy con un cartel en la frente, pero tampoco estoy dispuesto a esconderlo». En este sentido, José Luis asegura haber asumido su enfermedad y, aunque «el futuro da mucho miedo», no quiere mirar hacia atrás. «Llega un momento en que determinas que no tienes que darle vueltas. Te encuentras con gente que te inculca otra manera de ver la vida, porque no puedes pensar que mañana vas a estar en una silla de ruedas. Me niego a eso», manifiesta.
En busca de ayuda, apoyado por uno de sus familiares, José Luis buscó el apoyo en una asociación. Navegando por Internet se encontró con que Álcazar de San Juan era la localidad de la provincia donde estaba el mayor número de enfermos de esclerosis múltiple. «A los quince días de entrar en contacto con ellos, nos reunimos en Ciudad Real los afectados de la capital, Álcazar y Valdepeñas», manifiesta José Luis que, aquel mismo día, se dio cuenta de que sería ayudado pero, sobre todo, que podía prestar su ayuda.
De este modo, José Luis aceptó el cargo de delegado de la Asociación Española de Esclerosis Múltiple (Aedem) en Ciudad Real y, según afirma, gracias a ello se ha ido haciendo «un poco más fuerte cada día». Además, tras la marcha de Francisco Paniagua, desde enero de 2007 es el presidente provincial de Aedem, que actualmente cuenta en sus filas con més 250 afectados.
La enfermedad le ha hecho, así mismo, cambiar los valores que regían su vida. Así, como revela, «antes le daba prioridad a cosas como el dinero». «Ahora doy mucha más importancia a la gente que tengo a mi lado, valora el tiempo que estoy con ellos y quiero más a mi mujer y a mis hijas, o al menos se lo demuestro», puntualiza.
Y es que a pesar de tratarse de una patología degenerativa, José Luis asegura que «la parte positiva es que hoy por hoy saboreo más la vida». «Yo antes planificaba todo con mucha antelación, mientras que ahora sólo pienso en cómo me va a ir el día y si me encuetro como ayer le doy las gracias a Dios», arguye.
José Luis tiene esclerosis múltiple progresiva y, frente a la aparición de Natalizumab, se muestra prudente. «Los afectados soñamos todos los días con que aparezca una vacuna que acabe con esta enfermedad, pero no sé hasta que punto puede llegar este nuevo fármaco», afirma. No obstante, sólo será prescrito para los pacientes en los que esta patología aparece en brotes.
Por el momento, y hasta que la cura de la esclerosis múltiple -que algunos ya aventuran- esté cerca, José Luis quiere seguir exprimiendo las cosas buenas que le brinda el día a día. «Yo soy consciente de que tengo mis limitaciones, pero prefiero pensar que todavía son pequeñas y que puedo seguir disfrutando de la vida», concluye.
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