Hace unas semanas, el New York Times publicó un artículo en el que cuenta que las mujeres de la República Islámica de Mauritania, África, comenzaron a hacer ejercicio en forma regular y a cuidarse en las comidas. ¿Y qué tiene esto de noticia? Que allí, para los hombres, ser obesa es sexy.
Esta región del mundo mantiene, desde hace varios siglos, un sistema patriarcal, que obliga a sus mujeres a hacer todo lo que esté a su alcance para ganar peso. Ser obesa no implica críticas; por el contrario, se las considera altamente saludables.
Esta región del mundo mantiene, desde hace varios siglos, un sistema patriarcal, que obliga a sus mujeres a hacer todo lo que esté a su alcance para ganar peso. Ser obesa no implica críticas; por el contrario, se las considera altamente saludables.
Las consecuencias del sobrepeso
Todas las mujeres mauritanas, desde muy pequeñas, deben seguir una estricta dieta elevada en calorías hasta alcanzar el nivel de lo “aceptado” por la costumbre. Ésta incluye cinco galones (cerca de 19 litros) de leche rica en grasas de camello o vaca por día, crema y manteca.
Esta práctica se denomina gavage, palabra francesa que alude a la utilización de la fuerza en la alimentación para ganar grasa.
Leticia Radavero, licenciada en Nutrición, explicó a Infobae.com que "la grasa saturada (que es la que se encuentra en los animales) es aterogénica, es decir, dañina para el corazón. También es la responsable del aumento del LDL o colesterol malo".
Otra de las consecuencias es la aparición de "ciertos tipos de cáncer hormonodependiente, como el de mama, útero o endometrio", agregó.
"Medio kilo de grasa equivale a 3.500 calorías que en algún momento se comió de más", dijo la especialista.
Según la publicación, si alguna niña se resiste a ser alimentada a la fuerza o vomita, entra en acción el "especialista de la villa en hacer ganar peso": le tira la oreja, la pellizca y le tuerce los dedos para obligarla a beber su propio vómito. Obviamente, en muchos casos estas mujeres mueren.
La respuesta del Gobierno
Esta práctica se denomina gavage, palabra francesa que alude a la utilización de la fuerza en la alimentación para ganar grasa.
Leticia Radavero, licenciada en Nutrición, explicó a Infobae.com que "la grasa saturada (que es la que se encuentra en los animales) es aterogénica, es decir, dañina para el corazón. También es la responsable del aumento del LDL o colesterol malo".
Otra de las consecuencias es la aparición de "ciertos tipos de cáncer hormonodependiente, como el de mama, útero o endometrio", agregó.
"Medio kilo de grasa equivale a 3.500 calorías que en algún momento se comió de más", dijo la especialista.
Según la publicación, si alguna niña se resiste a ser alimentada a la fuerza o vomita, entra en acción el "especialista de la villa en hacer ganar peso": le tira la oreja, la pellizca y le tuerce los dedos para obligarla a beber su propio vómito. Obviamente, en muchos casos estas mujeres mueren.
La respuesta del Gobierno
De acuerdo con el Ministerio de Promoción de la Mujer, la Familia y la Niñez de Mauritania, es alarmante la cantidad de mujeres que se encuentran entre los 100 y los 140 kilos de peso. Además, un informe oficial de 2001 estima que dos de cada cinco mujeres de entre 15 y 49 años tienen sobrepeso y se alimentan deliberadamente.
Y lo más grave es que, al consultársele por este tema, cerca del 70% de ellas afirmó no estar arrepentida por esta situación.
Si bien este tipo de costumbre sólo subsiste en zonas aisladas del país, el Gobierno está muy preocupado. Por eso, desde hace varios años está llevando adelante diversas campañas para intentar revertir esta situación.
Y, sorpresivamente, lo están logrando. Desde hace un tiempo se puede ver a una docena de mujeres muy gordas caminando alrededor del estadio olímpico de Nouakchott, vistiendo zapatillas.
Cuando se las consulta acerca de por qué lo hacen, contestan: "Porque estoy gorda"; "por mí, por mi salud, para ser delgada".
Sin embargo, la respuesta no ha sido tan buena entre las familias más pobres. Además, a las autoridades les está costando mucho cambiar esta idea milenaria. Los hombres quieren a las mujeres obesas, y ellas así lo son. En sentido contrario, las damas desean varones delgados, por lo que ellos responden a este requerimiento. Una cuestión de cultura.
FUENTE: Artemisa Noticias
Y lo más grave es que, al consultársele por este tema, cerca del 70% de ellas afirmó no estar arrepentida por esta situación.
Si bien este tipo de costumbre sólo subsiste en zonas aisladas del país, el Gobierno está muy preocupado. Por eso, desde hace varios años está llevando adelante diversas campañas para intentar revertir esta situación.
Y, sorpresivamente, lo están logrando. Desde hace un tiempo se puede ver a una docena de mujeres muy gordas caminando alrededor del estadio olímpico de Nouakchott, vistiendo zapatillas.
Cuando se las consulta acerca de por qué lo hacen, contestan: "Porque estoy gorda"; "por mí, por mi salud, para ser delgada".
Sin embargo, la respuesta no ha sido tan buena entre las familias más pobres. Además, a las autoridades les está costando mucho cambiar esta idea milenaria. Los hombres quieren a las mujeres obesas, y ellas así lo son. En sentido contrario, las damas desean varones delgados, por lo que ellos responden a este requerimiento. Una cuestión de cultura.
FUENTE: Artemisa Noticias
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