menos peligrosa.
lunes 30/06/2008 - CRISTINA DE MARTOS /el Mundo
No son formalmente células madre embrionarias pero se parecen mucho. Tienen una morfología similar y lo más importante, lo que genera tanta expectación, la misma capacidad de diferenciarse en cualquier tipo de tejido.
Las iPS, sus siglas en inglés, se crearon por primera vez hace dos años gracias a la reprogramación celular. El último número de la revista 'Nature' recoge un importante avance para que algún día puedan tener una aplicación clínica.
Para muchos podrían ser la alternativa a la controvertida clonación. Las iPS, o células de pluripontencialidad inducida, se obtienen a partir de una célula madre somática –las que están en los tejidos, como la piel o el sistema nervioso-. La técnica, llamada reprogramación, consiste en introducir en dicha célula una serie de factores que hacen que ésta sea capaz de diferenciarse en todo tipo de tejidos. Es, en pocas palabras, retroceder un escalón en la evolución celular.
Dos años atrás, se reprogramaron con éxito células de ratón y hace unos meses dos equipos de investigadores demostraron que la técnica funcionaba en humanos al transformar células de la piel en células madre como las embrionarias (iPS). El logro del estudio publicado ahora en 'Nature' es haber simplificado esa técnica acercándola un poco más a su posible uso clínico.
El procedimiento, tal y como lo describen los autores, es "sencillo". En este caso, los científicos del Instituto Max Planck de Münster y del RWTH de Aquisgrán (Alemania) tomaron células madre neurales (del sistema nervioso) de ratón. La elección no fue azarosa. Dos de los factores empleados en los estudios anteriores para lograr la reprogramación se expresan en mayor cantidad en este tipo celular por lo que los investigadores pensaron que tal vez podrían prescindir de ellos.
Y así fue. Primero probaron suerte, en distintas combinaciones, con el cóctel de cuatro factores de transcripción usados en trabajos previos: Oct4, Sox2, Klf4 y c-Myc (este último, cancerígeno). Luego lo hicieron con sólo tres factores y, por último, con parejas. Dos díadas tuvieron éxito y su hipótesis se confirmó. Gracias a la expresión endógena de Sox2, fue posible reprogramar las células añadiendo sólo Oct4 junto con Klf4 o con c-Myc.
“Hemos demostrado un nuevo principio básico: existe una población celular en ratones (células madre neurales) que expresan de forma endógena ciertos factores que formaban parte del famoso 'cóctel reprogramador'", explica a elmundo.es Hans Schöler, investigador del Instituto Max Planck. De esta manera, dos de estos factores son suficientes para el proceso.
Dos mejor que cuatro
Las iPS resultantes tenían una morfología idéntica y propiedades similares a las células madre embrionarias, según el estudio. Además, mostraron su pluripotencialidad 'in vitro' e 'in vivo'.
La primera ventaja de esta técnica reside en la posibilidad de renunciar a c-Myc, un factor de transcripción con capacidad para generar tumores. Librarse de él "nos acerca a la generación de iPS válidas para ser trasplantadas [en humanos]", apuntan los autores dirigidos por Schöler y Martin Zenke.
La introducción de dos en lugar de cuatro factores es también positiva porque se reduce el número de virus que penetran en el ADN de la célula –cada factor lleva uno de estos microorganismos como vehículo de entrada-. Así, disminuye mucho el riesgo de mutaciones que supone la 'mezcla' del ARN viral con el ADN celular.
El último escollo a salvar son precisamente estos virus. "Una solución es reemplazar estos 'taxis virales' por pequeñas moléculas", explica Schöler. Éstas actuarían reactivando los genes necesarios para el proceso, como Oct4, o haciendo que se volvieran más activos.
"Ahora habrá que trasladar estos resultados a células humanas. Aún debemos averiguar qué tipo celular es el más adecuado", concluye el autor.
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