sábado, 26 de julio de 2008

Secretos del ADN a buen recaudo.


El biobanco del Centro de Salud Pública alberga sus primeras 400 muestras.

JAIME PRATS - Valencia - 27/07/2008
El ADN es una molécula que alberga en su doble espiral de apenas dos nanómetros de anchura muchas de las claves de enfermedades que actualmente carecen de tratamiento. De ahí que las muestras de material genético de pacientes supongan una materia prima muy apreciada para la investigación científica y la búsqueda de tratamientos.
A este fin obedece el banco de ADN puesto en marcha por el Centre Superior d'Investigació en Salut Pública de Valencia (CSISP) destinado a coleccionar y almacenar trazas genéticas de pacientes con la vista puesta en poder avanzar en el conocimiento de determinadas enfermedades. El proyecto está vinculado al Banco Nacional de ADN cuyo objetivo es gestionar colecciones de muestras de personas con enfermedades cardiovasculares, metabólicas u oncológicas. En el cuarto grupo, que recoge muestras de enfermos de Parkinson, Alzheimer, esclerosis lateral amiotrófica (ELA), esclerosis múltiple o distonía cervical crónica (una especie de tortícolis muy intensa), trabaja el CSISP.
Este grupo, coordinado por el epidemiólogo Antonio Salazar y en el que colaboran el neurólogo Juan Andrés Burguera y el biólogo Jordi Pérez-Tur, ya cuenta con 400 muestras cedidas voluntariamente por pacientes valencianos. "Ellos son los auténticos protagonistas", destaca Salazar, que subraya la elevada tasa de respuesta afirmativa de los enfermos, en torno al 97%. Uno de los casos que más le impresionó fue el de una enferma de ELA (la enfermedad neurodegenerativa que padece Stephen Hawkins), que falleció poco después de ceder su sangre. "Casi sin movilidad, tecleó en el ordenador que usaba para comunicarse que quería participar para evitar que otras personas sufrieran lo que ella padeció", recuerda Salazar.
El ADN se obtiene a partir de los linfocitos de la sangre de pacientes diagnosticados, que pasan unos estrictos controles para determinar con claridad que los síntomas que padecen corresponden a las enfermedades objeto del estudio. Para obtener una suficiente cantidad de estas células sanguíneas se practica una curiosa técnica. Como solo se multiplican ante agresiones, se las engaña con una infección controlada del virus de Epstein-Barr, uno de los más comunes en humanos, de la familia de los herpes. De esta forma se cultivan, congelan y se almacena el ADN de estos enfermos para la posteridad.
Pero no solo se guarda este material. Puede que el factor genético de la enfermedad esté relacionado con causas ambientales como la presencia de determinadas sustancias (metales pesados y otros agentes tóxicos), infecciones víricas pasadas u otro motivo. Para que no se escapen estos posibles factores, se extraen otras muestras de sangre destinadas a almacenar suero y plasma, siempre garantizando el anonimato de los pacientes.
Estas reservas de ADN, suero y plasma son las primeras que ocupan las estanterías del biobanco del CSISP que, a falta de la inauguración del edificio que acogerá este organismo en la entrada norte de Valencia, alberga provisionalmente la sede del CSIC en la ciudad. A ellas se unirán las muestras de otros dos proyectos destinados a medir la protección frente a agentes infecciosos y recoger ADN de los niños valencianos hasta los 14 años.

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