martes, 22 de julio de 2008

Las células madre ependimales servirían en la lesión

medular


La localización de un grupo de células madre en la médula espinal podría servir para desarrollar tratamientos farmacológicos con los que reparar lesiones en el tejido nervioso, según se apunta en un trabajo en PLoS Biology, realizado por científicos del MIT y el Karolinska.


DM Nueva York - 22/07/2008
Un grupo de investigadores del Instituto Picower para el Aprendizaje y la Memoria del Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha localizado una población de células troncales en la médula espinal que podrían resultar útiles como tratamiento de las lesiones medulares.

Según publican estos científicos en el número de julio de PLoS Biology, el hallazgo serviría para desarrollar fármacos con los que restaurar la movilidad en alguna de las 30.000 personas que sufren cada año en todo el mundo alguna lesión de columna.

Las escasas células madre de la médula espinal que intentan autorregenerarse por cuenta propia rara vez tienen éxito; sin embargo, en el laboratorio se ha comprobado que pueden reparar el tejido medular lesionado y restaurar la función en determinados modelos de parálisis murinos y primates.

Los investigadores del MIT, en colaboración con el Instituto Karolinska de Suecia, han determinado que las células troncales nerviosas que se encuentran en la médula espinal se localizan en el epéndimo, la capa formada por las células ependimales; estas células a su vez recubren los ventrículos del encéfalo y el conducto central de la médula espinal.

"Hemos podido marcar genéticamente esta población celular y seguir su evolución", explica el autor principal del trabajo, Konstantinos Meletis, que tras una estancia en el MIT se encuentra actualmente en el instituto sueco. "Hallamos que estas células proliferan tras una lesión de médula espinal, migran hacia el tejido dañado y se diferencian durante varios meses".

Cuando se produce una lesión, las células ependimales proliferan y migran hacia el área dañada, favoreciendo la aparición de oligodendrocitos que a su vez ayudan a restaurar la mielina y, por tanto, la conexión entre las células nerviosas.
En la práctica, sin embargo, la reparación del daño medular suele ser muy dificultosa en parte porque los axones seccionados tienen que volver a reconectarse con células en el sistema nervioso periférico que se extiende a manos, brazos, piernas y pies. Si se pudiera manipular genéticamente a las ependimales para que se produjera más mielina, se lograría una mejor recuperación tras la lesión.


De ahí que el principal avance terapéutico que supone el trabajo es la localización de esas células troncales, cuyo principal interés terapéutico es su capacidad para diferenciarse en varios tipos celulares, y restaurar la función de tejidos nerviosos dañados: "Baste con imaginar que pudiéramos regular farmacológicamente el comportamiento de esta población celular ante una lesión de médula", plantean los autores como hipótesis.

Tras una solución 'bíblica'

Se espera para las lesiones medulares una solución bíblica que levante a los pacientes de sus camas; sin embargo, el camino hacia ese milagro es arduo, aunque se hayan descrito algunos ensayos positivos.

No es lo mismo recomponer un tejido dañado que estaba sano (el caso de una paraplejia traumática) que recomponer un tejido nervioso alterado por una neurodegeneración (Alzheimer o Parkinson). En el primer caso, el objetivo es una recuperación de las funciones motoras y sensitivas que estaban abolidas y consideradas hasta ahora lesiones irreversibles

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