lunes, 28 de julio de 2008

El resultado inmediato de la terapia celular se verá en

lesiones traumáticas

La terapia celular en el campo de la neurorregeneración cada vez tiene más posibilidades. Las aplicaciones clínicas más inmediatas están en las lesiones traumáticas y vasculares, y ya se han empezado trabajos en Parkinson y esclerosis lateral amiotrófica que se extenderán a otras patologías, en las que, por el momento, parece la única opción terapéutica.





Clara Simón Vázquez 28/07/2008
La terapia celular en la regeneración neuronal se encuentra en una fase de intensa investigación, en la que, a la vista de los resultados que se están obteniendo, parece justificado el inicio de ensayos clínicos en determinadas patologías para las que no hay otras alternativas terapéuticas. Sin embargo, "no debemos olvidar que la aplicación clínica de las nuevas técnicas debe estar bajo estrictos controles éticos y metodológicos y siempre respaldada por estudios experimentales previos, rigurosos y contrastados", ha explicado a Diario Médico Jesús Vaquero, director de un Curso de Verano de la Universidad Autónoma de Madrid sobre Terapia celular y neurorregeneración, junto con Mercedes Zurita, del Hospital Puerta Hierro, de Madrid, cuyos trabajos en lesiones traumáticas del sistema nervioso cuentan con el apoyo de la Fundación Mapfre y del Instituto de Salud Carlos III.

Los resultados clínicos más inmediatos se verán en el tratamiento de las secuelas de las lesiones traumáticas y vasculares. Aunque existe un gran interés en la posible aplicación de estas técnicas en enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, la esclerosis lateral amiotrófica y la enfermedad de Parkinson, "debemos tener en cuenta que en estas enfermedades existe una alteración no siempre bien conocida que condiciona la lesión del tejido nervioso".

Si se fuera capaz de aportar nuevas neuronas para suplir específicamente las perdidas, éstas se verían afectadas por los mismos factores que condicionan la neurodegeneración. Por eso, "es previsible que podamos obtener mejores resultados si nuestro objetivo es reemplazar las neuronas que se han perdido por un daño focal, como consecuencia de un accidente traumático o vascular, sobre un cerebro previamente sano".

Datos constatados

Vaquero ha recordado que si se basa en estudios experimentales realizados, y a la espera de poder obtener conclusiones de los estudios ya iniciados, los principales logros obtenidos se pueden resumir en la constatación de las ventajas de las células madre adultas, generalmente obtenidas del estroma de la médula ósea, para las estrategias de neurorregeneración, sobre todo en el caso de lesiones traumáticas del sistema nervioso.

También se sabe que estas células pueden diferenciarse in vivo hacia neuronas y células gliales, como consecuencia de los factores tróficos del tejido nervioso huésped. Por último, la demostración de que estas células pueden ejercer un efecto neurotrófico tras su trasplante intralesional lograría además, o al menos facilitaría, que varios meses de evolución tras el trasplante, exista una reconstrucción anatómica del tejido nervioso lesionado que se asociaría a signos clínicos y neurofisiológicos de recuperación funcional.

Los principales retos, desde el punto de vista de investigación, se centran en estos momentos en averiguar si la administración de estas células en el líquido cefalorraquídeo puede aumentar el efecto terapéutico que se consigue tras su administración intralesional y en conocer cuáles son las mejores matrices de soporte que permitan administrar estas células, en el caso de defectos tisulares del sistema nervioso, manteniendo su viabilidad y capacidad de diferenciación neural.

Retos

Desde el punto de vista ético, "nuestros principales retos consisten en saber transmitir a los pacientes la prudencia para evitar falsas expectativas y aplicar estas técnicas a casos bien seleccionados y con exquisito rigor metodológico".
Aún no se puede hablar de un tipo u otro de célula, "ya que posiblemente debamos aprender qué tipo de célula es el más adecuado para tratar cada una de las diferentes patologías. No obstante, parece que los estudios experimentales apuntan a la mayor utilidad de las células madre adultas, mesenquimales, obtenidas del estroma de la médula ósea, al menos para el tratamiento de las lesiones traumáticas del sistema nervioso".

Estas células se pueden obtener del propio paciente, con lo cual se realizan trasplantes autólogos, que no requieren inmunosupresión, y al menos en animales son capaces de diferenciarse hacia elementos neuronales y gliales, tras ser trasplantadas en las zonas de lesión, lo que se asocia a signos de recuperación funcional.

En cuanto al número de células trasplantables, "hemos aprendido que la cuestión no es el número de células, sino las que sobreviven después del trasplante. De ahí la necesidad de optimizarlas con matrices biológicas que permitan la supervivencia y diferenciación de las células.

Ensayos en marcha

Ya existen ensayos clínicos en marcha, por ejemplo para el tratamiento del Parkinson, y Jesús Vaquero ha destacado los trabajos del grupo de José López Barneo, de la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla, que utiliza autotrasplantes de células madre del cuerpo carotídeo, que han alcanzado una gran repercusión internacional.

Se está desarrollando también en nuestro país un ensayo clínico para el tratamiento de pacientes con esclerosis lateral amiotrófica, y es previsible el inicio próximo de trabajos ya autorizados para otros tipos de patologías. También hay numerosos estudios internacionales en marcha, sobre todo para el tratamiento de lesiones traumáticas de la médula espinal, en el que se utilizan células madre adultas del estroma de la médula ósea, o bien para el tratamiento de las secuelas del infarto cerebral.

Cuestiones por resolver

El problema más importante es la falta de rigor científico con el que se ha iniciado la aplicación clínica de estas técnicas en determinados países, por lo general carentes de normativas legales, o por profesionales con evidente afán de lucro o de notoriedad.

Esto ha condicionado que, a pesar de que se están obteniendo buenos resultados experimentales, "susceptibles de aplicación clínica, exista a veces un lógico recelo y escepticismo para que se incorporen nuevas técnicas a nuestros hospitales, sobre todo cuando se hace necesario adquirir una infraestructura específica, en ocasiones compleja, para el procesamiento de las células a trasplantar, o cuando se piensa que estos programas de investigación clínica pueden llegar a interferir de alguna forma con las actividades asistenciales ya existentes".

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