Señala 4 grandes objetivos: nueva Ley para la Ciencia y la Tecnología, Estrategia 2015 para la excelencia en la universidad, fomento de la cultura científica, y dinamización del sistema de ciencia, tecnología y empresa
11 Julio 2008 · Javier Suárez. Madrid
El pasado 23 de junio, Cristina Garmendia, ministra del nuevo departamento de Ciencia e Innovación, presentó en el Senado su estructura y líneas principales de trabajo.
La ministra quiso dejar claro en su primera intervención en la cámara alta que se adscribirán a su ministerio “todos los organismos públicos de investigación (OPI) de la Administración General del Estado”, salvo el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), que permanecerá en Defensa, e hizo mención expresa a la incorporación del Instituto de Salud Carlos III, hasta ahora dependiente de Sanidad.
En el ámbito concreto de las ciencias de la vida, el nuevo ministerio desarrollará la Ley de Investigación Biomédica aprobada en 2007, pondrá en marcha la Comisión de Bioética, fomentará la investigación con células madre y establecerá marcos de colaboración entre centros del Instituto de Salud Carlos III y las comunidades autónomas.
4 áreas de actividad
La ministra describió un modelo de departamento concentrado en 4 áreas de actividad: la educación superior universitaria, la I+D, la innovación y creación de empresas de base tecnológica y, por último, la cultura científica y de innovación. Garmendia quiere que este modelo ministerial esté orientado a fortalecer la cadena de valor del conocimiento, desde que éste se genera, en universidades y OPI, hasta que reporta un beneficio a la sociedad.
Para ello, contará con 2 secretarías de Estado: la de Universidades y la de Investigación. La primera será responsable de la política universitaria y de los programas de investigación científica y transferencia de conocimiento, mientras que la de Investigación será responsable de la planificación y evaluación del Plan Nacional de I+D+i, de la cooperación con las comunidades en materia de política científica y tecnológica, de la cooperación internacional en este mismo ámbito y de la coordinación de los OPI.
También el CDTI La propuesta de Garmendia pasa por reorganizar los OPI en torno a 3 grandes áreas científico-técnicas en las que estarían agrupados los aproximadamente 160 institutos de investigación que los conforman actualmente: ciencias y tecnologías de la vida, ciencias y tecnologías de la materia, y ciencias humanas y sociales. Esta clasificación es idéntica a la existente en modelos de re- Cristina Garmendia. ferencia como el European Research Council o la Max Planck Society.
Junto a las 2 secretarías, también destacó la adscripción a Ciencia e Innovación del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), hasta ahora dependiente del Ministerio de Industria, que gestionará todas las ayudas a la I+D+i empresarial. En sus 30 años de historia, el CDTI ha financiado a más de 10.000 empresas y gestionado alrededor de 11.000 millones de euros.
La ministra quiso destacar “por encima de todo” su empeño en mejorar la carrera científica: “Debemos ser capaces de ofrecer a nuestros jóvenes investigadores, técnicos y gestores de la ciencia unas reglas claras para hacer coherente y atractiva su profesión, así como información e incentivos para que un número mayor de ellos apuesten por la creación de empresas de base tecnológica”.
Acción transformadora A lo largo de su comparecencia, Garmendia presentó 3 áreas de acción “en las que quiero que el ministerio tenga una acción claramente transformadora: la propuesta de una nueva Ley de la Ciencia y la Tecnología, el lanzamiento de la Estrategia Universidad 2015 y la creación de un entorno proclive a la ciencia y la innovación”.
El ministerio impulsará los OPI con el objetivo de que alcancen el nivel de sus homólogos europeos. Para ello, se reorganizarán como agencias estatales, lo que los dotará de mayor flexibilidad y agilidad para la gestión de sus recursos.
Además, en ellos se desarrollarán las carreras científica, técnica y gerencial. Estos organismos constituirán el vehículo del Ministerio de Ciencia e Innovación para gestionar, en colaboración con otras instituciones, las Instalaciones Científico Técnicas Singulares. El departamento también pondrá en marcha la Iniciativa para el Desarrollo Estratégico de Centros e Instalaciones Singulares (IDECIS), para la que se prevé una inversión de 5.000 millones de euros los próximos 15 años.
Además, se impulsará una Iniciativa para el Desarrollo Estratégico de Focos de Excelencia Singulares (IDEFES) en ámbitos muy específicos relacionados con las 5 acciones estratégicas del Plan Nacional de I+D+i: Salud, Biotecnología, Energía y Cambio Climático, Telecomunicaciones y Sociedad de la Información, y Nanociencia y Nanotecnología. Para la ministra, “se trata de un avance imprescindible para poder liderar ámbitos de la I+D mundial partiendo de los nichos en los que tenemos más potencial y más recorrido”.
Reformas legales Para Garmendia, la ciencia y la tecnología “se encuentran todavía constreñidas por un marco legal demasiado rígido”. Para vencerlo, se redactará una nueva Ley de la Ciencia y de la Tecnología que “habrá de fomentar la investigación científica y técnica en todas las áreas y a la vez impulsar acciones estratégicas en áreas específicas. Deberá, además, establecer métricas que permitan medir los resultados de las acciones, en particular, los efectos de las mismas en términos de impacto social y económico”.
Esta reforma permitirá también asignar o redefinir funciones en 3 instrumentos sobre los que pivotarán las políticas para el fomento de la I+D: la futura Agencia Estatal de Financiación, Evaluación y Prospectiva, los OPI y el CDTI. “Hablo de una iniciativa que ya está en marcha –señaló Garmendia–, y que nos comprometemos a remitir a las Cortes en el primer semestre de 2009”.
En cuanto al fomento de la innovación y la capacidad emprendedora de base tecnológica, la ministra recordó que “todos sabemos que las empresas juegan un papel esencial en la creación de riqueza a partir del conocimiento. También sabemos que los sectores de alta tecnología e intensivos en conocimiento arrojan unas mayores tasas de crecimiento del empleo, pero además, hemos de tener en cuenta que los sectores maduros pueden reinventar sus procesos productivos gracias a la I+D, ganando competitividad en mercados abiertos en los que cada vez es más difícil competir por coste”.
Superar 7 grandes retos
La ministra de Ciencia e Innovación considera que la redacción de la nueva Ley de la Ciencia y la Tecnología es una oportunidad para abordar al menos 7 grandes retos de nuestro sistema de ciencia, tecnología y empresa:
1. La modernización de nuestras estructuras de investigación científica y, en particular, la racionalización y mejor coordinación de los OPI estatales.
2. La potenciación de la formación universitaria de graduados y doctores, como pilar fundamental del sistema.
3. La simplificación, flexibilización y profesionalización de la gestión y ejecución de las políticas públicas de impulso a la I+D+i. En esta línea, la actuación más importante será la creación de la Agencia Estatal de Financiación, Evaluación y Prospectiva de la Investigación Científica y Técnica.
4. La redefinición y mejora de los mecanismos de coordinación y colaboración del Estado con el resto de agentes que intervienen en el sistema y, en especial, con las comunidades.
5. La eliminación de barreras que dificultan el desarrollo de la I+D+i en España.
6. El impulso de la internacionalización del sistema de ciencia, tecnología y empresa.
7. La creación de nuevas estructuras que faciliten la transferencia del conocimiento entre el sector público y el privado.
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