martes, 3 de junio de 2008

La UPC crea un piso domótico

para personas discapacitadas.

• El prototipo tecnológico quiere ser una ayuda para el diseño de viviendas
• Incorpora sistemas de activación por la voz, grúas e iluminación inteligente


ANTONIO MADRIDEJOS - BARCELONA
El Centro de Vida Independiente (CVI) es un prototipo de vivienda con todas las novedades tecnológicas y domóticas para hacer más llevadera la vida de las personas con problemas de movilidad y autonomía.
Ayer, día de la presentación oficial, estaba lleno de curiosos, pero el objetivo es que se convierta en un centro de referencia para quien busca ayuda y en una unidad científica para ensayar nuevos sistemas.
El voluntario Paco, que se desplaza en silla de ruedas, mostraba ayer tres posibilidades para activar el ordenador: un joystick especial (el ratón le resulta menos manejable), un programa que reconoce los movimientos de la cabeza y un sistema de reconocimiento de voz. En la cocina, la también voluntaria Matilde, a la que le cuesta caminar, enseñaba que algo tan sencillo como regular la altura de la encimera de la cocina o la tabla de la plancha puede resultar de grandísima ayuda. "Si no llego --decía--, puedo apretar un botón o darle a una manivela". El abanico tecnológico es extenso. El CVI, situado en el paseo de Vall d'Hebron de Barcelona, es un proyecto de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y la Asociación por la Vida Independiente (AVI), una entidad sin ánimo de lucro formada por dos mutuas(Mutuam y Mutual Médica)

ILUMINACIÓN INGENIOSA
Para entrar en el piso hay que introducir una tarjeta, no una llave. Luego, si uno se desorienta, puede seguir los pasos de unos pequeños leds que indican el buen camino. En cuanto a la iluminación, no se preocupe: las estancias se iluminarán a medida que se detecte la presencia humana. En el interior, la UPC ha reproducido una vivienda real con recibidor, cocina completa, comedor, un dormitorio, una terraza y un baño con ducha, aunque en todos los casos se han incorporado soluciones ingeniosas. La mayoría ya existen en el mercado, pero el CVI ofrece la posibilidad de verlas juntas, comprobar su funcionamiento y determinar cuáles son las más necesarias. "Esto no es una feria tecnológica, no es un showroom", insistieron sus promotores.
Hay, por ejemplo, armarios cuyos percheros bajan al accionar un botón, lavavajillas que se ponen en marcha con un mando a distancia, mesas que se alzan en función de las necesidades, teléfonos con los números enormes para personas con problemas de visión, puertas que se abren con un simple toque de pie, cubiertos a medida y persianas que se bajan con la voz. "Algunas de las propuestas pueden resultar costosas, pero siempre lo es más contratar a una persona para esos menesteres", afirmó Antonio López, secretario de la AVI. Sería el caso, por ejemplo, de colocar una grúa en el techo para ayudar a levantar a un enfermo de alzhéimer.
La logopeda Sandra Millet, además, recordó que los ciudadanos "pueden pedir dinero por ayudas técnicas" a la Generalitat y también pueden obtener precios más accesibles gracias a diversos acuerdos con empresas privadas. En CVI se les asesora en este sentido. La visita al centro dura aproximadamente una hora. El precio es de 200 euros, pero las dos mutuas subvencionan el 50%, por lo que el precio acaba siendo de 100 euros. En cualquier caso, López explicó ayer durante la presentación del centro que el objetivo es que el servicio pueda acabar siendo universal.
INVESTIGAR
La otra vertiente es la investigación: "Con el CVI podemos estudiar qué es lo que realmente hace falta en el mercado. No queremos que se quede en el papel, sino que esperamos que de aquí salgan ideas innovadoras", dijo el profesor Daniel Guasch, responsable de la UPC. Un equipo multidisciplinar determinará las necesidades de cada persona y realizará un seguimiento para facilitar a los usuarios el acceso a todos los recursos.

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