lunes, 21 de enero de 2008

Virus y defensas

Cuando el virus se

topa con las defensas

Un estudio muestra cómo es el primer contacto del patógeno con el sistema inmune

ISABEL ESPIÑO/elmundo.es
Los virus y las defensas personalizadas de nuestro cuerpo se encuentran antes de lo que se creía. Un estudio estadounidense acaba de definir la zona de los ganglios donde los linfocitos se activan tras encontrarse con el agresor.

Lo cierto es que hasta ahora se sabía muy poco sobre dónde se activan los linfocitos (principales células defensivas del sistema inmune) después de una infección por un virus o tras poner una vacuna (que no es otra cosa que un virus inactivo o atenuado para 'despertar' las defensas).

"[Había] montones de buenas pistas, procedentes de decenas de miles de publicaciones sobre esta cuestión básica, pero todavía es una gran pregunta cómo se organizan en un animal vivo esos variados mecanismos ilustrados por esos estudios", explica a elmundo.es Jonathan W. Yewdell, uno de los firmantes del trabajo, que acaba de publicar la revista 'Nature Immunology'.

Los secretos sobre este 'despertar' se encuentran en los ganglios linfáticos, que es donde se inicia la respuesta inmune adaptativa (es decir, la 'personalizada' contra un agresor concreto). "Son estructuras altamente organizadas, diseñadas para transferir eficientemente los antígenos [toxinas virales y otras sustancias que desencadenan la respuesta inmune] transportados desde la periferia a las células especializadas en 'atrapar', procesar y presentar estos antígenos a los linfocitos", relatan los investigadores.

En la periferia del ganglio

Algunos trabajos habían sugerido que la activación de las células defensivas se producía en el corazón de estas estructuras (que es donde desembocan), pero ahora el estudio de Yewdell ha visto que los linfocitos pueden 'despertarse' a las puertas de los ganglios.

"Aquí hemos mostrado que en los nódulos linfáticos, las células T CD8+ [unos linfocitos que tienen un papel importante a la hora de erradicar patógenos intracelulares, sobre todo virus] interactúan con células infectadas por virus justo por debajo del seno subcapsular [situado por debajo de la cápsula del ganglio], una zona que hemos denominado 'región interfolicular periférica'. Esta zona es un lugar importante, y posiblemente el principal sitio para el encuentro inicial de los virus y los linfocitos", señalan en el estudio de 'Nature Immunology'.
Para responder a esta cuestión 'en directo', Yewdell y su equipo han analizado cómo reaccionaban ratones de laboratorio ante dos infecciones: el 'vacinia virus' (el virus 'vivo' empleado en la vacuna de la viruela) y el virus de la estomatitis vesicular (una infección animal). "Ver es creer. Sólo visualizando la respuesta inmune en tiempo real en un animal vivo es posible probar nuestras teorías", señala este investigador, que dirige la Sección de Biología Celular del Laboratorio de Enfermedades Virales del
NIAID (el centro de investigación de enfermedades infecciosas de EEUU).

Los científicos inyectaron los patógenos acompañados de una proteína fluorescente y observaron lo que sucedía en las horas posteriores mediante un microscopio intravital (una avanzada técnica de imagen que permite ver el 'tráfico' de las células). Las partículas del virus (viriones) y las células infectadas estaban justamente debajo del seno subcapsular del ganglio. Y hasta allí viajaban rápidamente los linfocitos T, todavía en estado 'naïf', donde interactuaban con las células infectadas y se activaban por completo.

"Así que la presentación del antígeno en la periferia de los ganglios, y no en el lugar de salida de los linfocitos (en lo profundo del nódulo), tiene una función dominante en la activación antiviral", explican los científicos.

Utilidad
De todos modos, Yewdell es cauto con sus hallazgos, que no cree que refuten las anteriores investigaciones: "Cada virus tiene sus propios trucos y diferencias en cómo y dónde se replica". "Es probable que con otros virus, bajo otras condiciones, las anteriores pautas [sobre cómo se produce la activación de los linfocitos] puedan aplicarse. Nosotros hemos ampliado los posibles mecanismos y hemos ilustrado la importancia de estudiar patógenos reales 'in vivo'", añade.


Yewdell también peca de prudente a la hora de hablar de la utilidad de su estudio: "Realmente no hay una aplicación directa. Más bien hemos aportado una página al libro sobre cómo diseñar racionalmente vacunas para desencadenar una respuesta de las células T CD8+. Probablemente, un día (quizás en un futuro lejano) tales vacunas serán útiles para prevenir o tratar infecciones virales (por ejemplo, el VIH, pese al
fallo de la vacuna de Merck, inducir las células T CD8+ todavía puede probarse útil) y en tratar el cáncer".

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