La prevención nos
sale cara, pero es
necesaria
Un estudio demuestra que las personas sanas suponen más gastos para la sanidad
lunes 11/02/2008
CRISTINA DE MARTOS - MADRID.
Muchas iniciativas tomadas por las autoridades sanitarias se basan en sus presuntos beneficios económicos. Cientos de estudios médicos analizan los costes de un determinado problema para valorar si es necesario o no variar las estrategias para afrontarlo. Sin embargo, quienes más gasto sanitario suponen para el estado son las personas sanas, debido a su mayor esperanza de vida, según un trabajo holandés que ha comparado a este grupo con obesos y fumadores.
La obesidad es un problema creciente en las sociedades occidentales. En Estados Unidos, un tercio de los adultos tiene un índice de masa corporal mayor de 30 y, si las cosas siguen así, en 2025 la mitad de la población será obesa. Este exceso de peso está relacionado con multitud de enfermedades que suponen un coste sanitario elevado. Muchos gobiernos, como el español, han puesto en marcha programas para prevenirla, con la esperanza añadida de reducir unos costes que cada vez ahogan más a muchos sistemas sanitarios.
Un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente de Holanda se ha preguntado si, en realidad, estas estrategias de prevención son buenas para las arcas públicas. Para ello, elaboraron un modelo teórico en el que había individuos (500 hombres y 500 mujeres) obesos, fumadores y sanos. Basándose en fórmulas estimativas calcularon la esperanza de vida y los gastos sanitarios de cada grupo.
Los resultados, publicados en la revista 'PLoS Medicine', muestran que, a corto plazo, la obesidad y el tabaquismo gravan más al sistema sanitario debido a sus patologías asociadas. Hasta los 56 años de edad, las personas con exceso de peso son las que más recursos consumen mientras que a edades más avanzadas son reemplazadas en este puesto por los fumadores.
Pero al realizar un análisis más amplio, los ciudadanos sanos son los que resultan más 'caros' al sistema sanitario, seguidos por obesos y, en último lugar, los que fuman. Con una esperanza de vida media de 84 años, el tiempo de más que viven las personas con un peso normal y sin adicción al cigarrillo comparado con los otros dos grupos supone un gasto tan grande que inclina la balanza hacia los números rojos. ¿La razón? Los años ganados no están libres de enfermedad.
Evitar la aparición de estos problemas produce más costes a largo plazo de los que previene a corto plazo. Por tanto, "la prevención de la obesidad puede ser una forma económica de mejorar la salud pública, pero no es la solución para los crecientes gastos sanitarios", advierten los autores.
Estas estrategias, ¿han de ser ahorrativas para ser atractivas? La respuesta de este equipo es: "No". El beneficio asociado para salud es valioso en sí mismo, tanto para la sociedad como para los individuos afectados, más allá de su factura económica.
La prevención no es la solución para los problemas económicos de los sistemas sanitarios pero "puede ser una cura económica para buena parte de la morbilidad y la mortalidad y, lo que es más importante, una contribución a la salud de las naciones", concluyen estos especialistas, que se confiesan "sorprendidos" con sus conclusiones.
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