'Nature' augura una edad de
plata de la ciencia española
La revista advierte de que la «modernización organizativa» sigue pendiente
JAVIER YANES - Madrid - 27/02/2008
Las condiciones actuales del sistema español de investigación y sus “bolsas de excelencia” pronostican una “edad de plata”, siempre que el aumento presupuestario registrado en la legislatura que concluye encuentre eco en “el reto más duro, la modernización organizativa”.
Éste es el análisis de la revista científica británica Nature, una de las dos principales publicaciones mundiales en su especialidad, que abre su número de esta semana con un editorial dedicado al estado de la ciencia en España y a los desafíos que debe afrontar el Gobierno que resulte de las próximas elecciones generales.
El artículo repasa los tres grandes objetivos en materia de ciencia y tecnología que asumió el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero tras su llegada al poder, en 2004: duplicar los presupuestos, convertir el CSIC en una agencia estatal independiente y crear una entidad específica que gestione la financiación.
La revista destaca que la primera de las metas se ha alcanzado, elevando el gasto en investigación por encima del 1,1% del PIB, aún por debajo de la media eurocomunitaria del 1,8%, pero muy superior al 0,4% del final de la dictadura franquista. El PSOE, recuerda Nature, incluye en su programa electoral un horizonte del 2% para 2011.
La publicación pone los peros en los dos objetivos restantes. La última ocasión en que la ciencia española ocupaba la página noble de Nature, el 22 de marzo de 2007, fue para advertir de la necesidad de reformas que propulsaran la modernización de los organismos de investigación, en especial del CSIC. Éste era un objetivo de su transformación en agencia estatal, que se hizo efectiva el pasado diciembre. Pero, para Nature, el cambio aún es poco más que nominal: “La fuerte representación política en su dirección deja a los científicos preguntándose cuán independiente será en la práctica”, señala.
El factor humano
El principal lastre del que debe desprenderse la investigación española es, a juicio de Nature, “el sistema inflexible de contratación académica, el mayor obstáculo a la eficiencia”. El artículo enumera tres consecuencias negativas que atribuye al modelo funcionarial del CSIC y las universidades: la lentitud en las contrataciones, la dificultad de incorporar investigadores extranjeros y la baja competitividad de los salarios, todo ello en comparación con nuevos centros pujantes, como el CNIO, de Mariano Barbacid, que “en diez años, se ha construido una reputación internacional”.
Al tiempo, destaca la necesidad de implantar un esquema de carrera investigadora (tenure track, en los países anglosajones).
En resumen, Nature da el visto bueno al esfuerzo del CSIC y deja la pelota en el tejado del próximo Gobierno. Éste deberá, dice, crear la prometida agencia de financiación y “soltar las riendas”. “Si los burócratas no aflojan su control, el CSIC se perderá en la mediocridad; los científicos se marcharán a los nuevos institutos autónomos, que los tratan mejor”, sentencia.
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