El osteópata de Ferrol decía a sus
pacientes que estaban muy
graves y les aplicaba terapias
raras
La policía investiga qué sustancias les inyectaba a los enfermos que atendía
Francisco Varela - 29/2/2008
Los perjudicados por las actuaciones del falso médico de Ferrol, encarcelado por intrusismo, estafa y blanqueo de capitales, han comenzado a declarar ante el juzgado de instrucción de Ferrol que se ocupa del asunto o ante la policía. Todos coinciden en que José Manuel López Pérez, Coté, realizaba una «engañosa puesta en escena», según refiere una resolución judicial, consistente en un primer diagnóstico de una enfermedad grave, incluso de gravísimas consecuencias.
Luego les decía que iba a tratar de evitarles la tumba o que acabasen en silla de ruedas. Para ello, utilizaría una terapia que trae de cabeza ahora a muchas de las víctimas porque quieren saber qué sustancias les inyectaba. A veces consistía en inyecciones diarias y alguna «operación» que la investigación en marcha considera ficticia. A cambio exigía a los clientes importantes cantidades de dinero; algunos han confesado que le entregaron miles de euros.
Pero pasados los meses, muchos de ellos comprobaban la falta de mejoría. La reacción de Coté, según las mismas investigaciones, era «amedrentarlos, recordándoles que la interrupción de ese tratamiento podía ser causa de su muerte o invalidez».
Cuantiosos ingresos
Por eso no es extraño que por sus cuentas bancarias, las de su madre y su mujer circulasen cuantiosos ingresos, nunca declarados, por lo que se considera que puede ser autor de un delito contra la hacienda pública.
Este comportamiento ante los pacientes recientes parece retrotraer a una década atrás, cuando fue denunciado por la ciudadana sueca Marie Christin Persson, que había viajado de Mallorca a Ferrol para ser tratada, por recomendación de una asociación de enfermos. La sentencia que condenó entonces a Coté tras la denuncia de Persson relata un comportamiento prácticamente idéntico. Le dijo que le quedaba muy poco de vida pero que quería confirmarlo con unos colegas norteamericanos de la Clínica Mayo. Ella misma se encargaría de desmontar esta mentira tras viajar a Estados Unidos y entrevistarse con los responsables de la mencionada clínica que le dijeron que de nada conocían al ferrolano. Entonces, en 1999, Coté le cobró 300 euros por la consulta. Por este hecho fue condenado por intrusismo profesional.
En inglés
Otros casos de clientes de A Mariña de Lugo han referido nuevamente que les hablaba de la Clínica Mayo y que, en su presencia, tomaba el teléfono y hablaba en inglés como si al otro lado de la línea tuviese a otro experto médico. Algunos de los afectados que han declarado ya han pedido que se aclare qué sustancias les inyectaba durante las numerosas sesiones a las que fueron sometidos.
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