jueves, 8 de mayo de 2008

Un peregrino con causa

en la mochila.

José María Arroyo lleva 27.000 kilómetros a sus espaldas para reclamar investigación sobre la esclerosis.

José María Arroyo, vecino de Talavera de la Reina (Toledo) lleva a sus espaldas, desde el 2002, más de 27.000 kilómetros en peregrinaciones a Santiago, Lourdes, Fátima y Roma para reclamar más investigación para la esclerosis múltiple. Ayer pasó por Verín, procedente de su tierra, camino de Compostela. Recorrerá 700 kilómetros

Ante todo es un hombre de fe pues dice que cada vez que se encomienda a Santiago Apóstol y a la Virgen ‘todo sale fenomenal’. José María Arroyo, vecino de Talavera de la Reina (Toledo) y conocido como el ‘peregrino de la eslerosis múltiple’, mantiene la esperanza de que algún día la Adminstración invertirá lo suficiente para que se avance en la investigación de dicha enfermedad, que conoce a fondo porque una hija suya de 36 años la padece. De hecho, este es el motivo que le llevó a emprender una cadena de peregrinaciones desde el 2002 hasta Santiago, Lourdes, Fátima y Roma, una secuencia que se traduce en 27.000 kilómetros a sus espaldas.

Ayer pasó por A Gudiña y Verín, procedente de Talavera y rumbo a Compostela. Repite, pues ya recorrió la Vía de la Plata en julio del 2005. Recorrerá 700 kilómetros, una distancia que, pese a sus 62 años, afronta como un chaval (con una media de 60 kilómetros al día) y con dos premisas por delante: ‘No pido dinero ni puedo montar en nada, ni en barco, ni en burro, ni en coche, ni en ascensor pues no sería una peregrinación’.

En su mochila guarda (además de un móvil, una cámara de fotos, ropa, calzado, incontables estampas religiosas y cantimplora), un montón de recuerdos y de ‘mandados’, dice sonriendo, ‘pues muchos me encargan que les eche un Padre Nuestro al llegar a Compostela’. Lo último que pierde es la esperanza, aunque lamenta que ‘no se ha avanzado nada en la investigación de la esclerosis. Hace unos días cinco investigadores tuvieron que irse de España para investigar en Estados Unidos pues aquí no hay financiación’. Cree que las administraciones no se involucran y que se preocupan ‘más de otras cosas cuando es una enfermedad degenerativa que le puede afectar a cualquiera, también a los políticos. No hay derecho cuando hay más de 40.000 personas afectadas en España’.


Anécdotas

Arroyo siempre tiene anécdotas que contar, sobre todo las que prueban su fe. Relata que su hija caminaba con dos muletas pero que fue a Fátima y, antes de llegar, ‘pasó un camión y con el viento me arrebató el sombrero. Al ir a recogerlo perdí una medalla de la Virgen de Guadalupe, que no hallé. Entonces, mi hija me dijo: no la busques que se ha ido a hacer un milagro. Pasado un tiempo, tiró los bastones. Camina sin ellos, con dificultad, pero sin ese apoyo. Es una prueba de fe, que mueve montañas’.

Recuerda su primera peregrinación, hace seis años: ‘A mi mujer le diagnosticaron un cáncer y me dijeron que no había solución. La llevamos a una clínica y le dieron un tratamiento. Y fue ya cuando eché mano de Santiago Apóstol, le ofrecí que si curaba a mi mujer, iría a Santiago peregrinando. Hice el recorrido y cuando regresé a casa todo se había solucionado, no hacía falta operarla. Aunque a los pocos meses, cayó mi hija con esclerosis múltiple’.

El optimismo es inherente a Arroyo, que desprende buen humor por los cuatro costados: ‘Juego a la lotería, pero nunca pido que me toque porque lo más necesario es la salud’.

Prometió a sus familiares que ‘me iba a cortar la coleta, abandonar las peregrinaciones, pues se preocupan mucho, pero no puedo tirar la toalla y emprendí esta nueva hacia Santiago para seguir con la lucha’.

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