Las astas de los
ciervos se regeneran
por la activación de
células madre
adultas.
En la naturaleza hay ejemplos de animales que pueden regenerar miembros de su cuerpo. Entre los vertebrados, algunos anfibios como el ajolote mexicano pueden hacer crecer de forma espontánea sus extremidades cuando son seccionadas, algo de lo que no son capaces los mamíferos.
DM Nueva York 02/05/2008
La única excepción se da en los ciervos: cada año estos animales experimentan un reemplazo en su cornamenta, lo que ha llevado a grupos de científicos de todo el mundo -incluidos investigadores del Laboratorio de Reparación Neuronal del Hospital de Parapléjicos de Toledo- a indagar en los mecanismos que permiten la regeneración de estos apéndices. Se investiga especialmente el hecho de que la regeneración epimórfica de las astas implica la acción de células progenitoras, obtenidas a partir de la reprogramación de células diferenciadas o bien a través de la activación de células madre residentes.
Según un equipo de investigadores alemanes, este proceso anual que viven los ciervos responde a la activación periódica de las células madre mesenquimales. Estos científicos consideran que las claves clarificadas de todo el proceso tendrían un gran impacto en el campo de la medicina regnerativa.
En un artículo que se publica en el último número de PLoS ONE, dirigido por Hans J. Rolf, de la Universidad de Goettingen, y en el que también han participado otros colegas de la Universidad de Hildesheim (Alemania), se muestra la presencia de las células que expresan STRO-1 en diferentes ubicaciones de la cornamenta original y de la regenerada, así como en el pedículo de la hembra.
Este dato sostiene la hipótesis de que se trata de un proceso promovido por la acción de las células madre. El resultado concuerda además con los recientes descubrimientos en torno a la presencia de células madre en diferentes nichos anatómicos, que participan de la reparación de tejido adulto. Rolf y sus colegas asumen, pues, que las astas de los animales constituyen uno de estos nichos celulares.
El trabajo es el primero en proporcionar pruebas fehacientes sobre la existencia de células madre en estas zonas. Además, propone que se cultiven las células in vitro para intentar diferenciarlas en línas celulares osteogénicas y adipogénicas. El interés de estos nuevos datos para los científicos implicados en el campo de la terapia celular procede del hecho de que se trata de la confirmación de que un mamífero puede expandir un apéndice en la edad adulta.
(PLoS ONE 2008; 3(4): e2064).
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