lunes, 5 de mayo de 2008

El presidente del CSIC quiere

atraer a los mejores

investigadores extranjeros

con una carrera científica

"atractiva".


Rafael Rodrigo asegura que en el curriculum escolar "hay trabas que se podrían superar"

El nuevo presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el astrofísico Rafael Rodrigo Montero, ha asegurado que el sistema español de ciencia y tecnología debe internacionalizarse a través de la contratación de los mejores investigadores extranjeros, y que para eso es necesario, además, hacer atractiva la "carrera" científica.

"En primer lugar, tenemos que solventar un problema: con los actuales estatutos del CSIC es difícil contratar de manera indefinida o parcial a personas que no provengan de la UE, y eso constituye una limitación. No podríamos traer a los estadounidense, canadienses, rusos, canadienses, japoneses, indios. La ciencia no tiene que tener fronteras en eso. Hay que procurar herramientas suficientes", recalcó.

A su juicio, la llegada de científicos y tecnólogos extranjeros, tanto de la UE como de fuera, es imprescindible para procurar la internacionalización del sistema español de ciencia y tecnología.

"Si queremos ser competitivos tenemos que serlo a nivel internacional, y eso significa que abramos nuestras puertas a los mejores científicos, vengan de donde vengan, y que seamos capaces de ser atractivos para que puedan venir aquí", explicó.

Para ello, deben poder contar con "estructuras adecuadas que le permitan desarrollar sus trabajos y una carrera profesional atractiva, que implique no sólo un buen salario, sino también la dotación de posdoctorales, becas de formación, una estructura mínima de equipamiento y dinero para los primeros años. Esta carrera también debe ser atractiva para los investigadores españoles que están en el extranjero y que "es bueno" que así lo hagan en las primeras fases para completar su formación.

Cinco son, según explicó, los retos fundamentales del CSIC: "generación de conocimiento, transferencia al sector productivo y la sociedad, formación del personal, cooperación con otras instituciones y comunidades autónomas e internacionalización".

Además, enumeró los ámbitos en los que España debe concentrar sus esfuerzos para ser puntera a nivel mundial en los próximos años: Biomedicina y Biotecnología, Nanociencia y Nanotecnología, Energía y Cambio Global, así como Física y Ciencias del Espacio y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.

Uno de los principales retos a los que se enfrenta Rodrigo Montero es "desarrollar todo el potencial del CSIC" como agencia estatal para que se convierta en "un organismo autónomo, ágil y flexible", así como el desarrollo del Estatuto del Personal Investigador. A su juicio, la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología y la adscripción del CSIC al mismo obedece a este objetivo. "El impulso viene del Gobierno y del presidente, de su interés por impulsar una sociedad basada en el conocimiento", recalcó.

Sin embargo, esta voluntad choca con la crisis de vocación científica entre los jóvenes. "En muchas carreras experimentales ha disminuido drásticamente el número de estudiantes. Esta crisis no es sólo española, ocurre en todos los países asentados y no ocurre en los emergentes", precisó. A su juicio, hay que inculcar desde la escuela "el sentimiento de lo que la ciencia puede aportar al ser humano. "En el curriculum escolar actual hay deficiencias que se podrían superar", aseguró.

Entre otras medidas, destacó que sería bueno rebajar la edad media de acceso al CSIC, más cercana en la actualidad a los 40 años, hacia el comienzo de la treintena. "Tenemos que rebajar rápidamente esa entrada porque entre 30 y 40 años uno tiene todavía mucha más actividad, suele ser muy productivo", explicó.

Rodrigo Montero apuntó también la necesidad de transferir la tecnología al sector productivo. "Hay que buscar las personas adecuadas para hacer esa travesía (entre el sector científico y el empresarial), fórmulas y herramientas nuevas para favorecer que la creación de empresas de base tecnológica se pueda hacer de una manera no demasiado sangrante ni dura tanto para el investigador como para el empresario. Es la base para la sociedad del conocimiento", argumentó.

Finalmente, el nuevo presidente del CSIC abogó por fomentar una divulgación de la ciencia "con rigor" e insistió en que el científico también tiene que tener una ética. "Una cosa que nos preocupa es hasta cuándo los avances científicos se anteponen a la moral o a la ética. Es un tema delicado. Tenemos contemplada la creación de una Comisión de Ética en el CSIC que evalúe, no sólo un código deontológico del científico, sino también la repercusión que pueden tener cierto tipo de investigaciones", concluyó.

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