viernes, 7 de noviembre de 2008

Varias lecciones para la esclerosis múltiple.

Hauser SL
N Eng J Med 2008; 359: 1838-41 (editorial)
Al hilo de un artículo publicado en el mismo número (The CAMMS223 Trial Investigators; Alemtuzumab vs. Interferon Beta-1a in early multiple sclerosis; N Eng J Med 2008; 359:1786-801) Hauser editorializa sobre las conclusiones extraíbles de la aproximación terapéutica con alemtuzumab. Esta terapia consiste en una inmunosupresión intensiva no exenta de efectos adversos que inducen a considerar con cautela su uso rutinario.


El hecho es que esta inmunosupresión reduce notablemente la acumulación de nuevas lesiones inflamatorias y la aparición de nuevos brotes en pacientes con esclerosis múltiple recientemente diagnosticada. Se trata de un paradigma consistente en la aplicación de una terapéutica muy agresiva al inicio de la enfermedad cuando la mayor parte del daño inflamatorio es subclínico y la discapacidad es todavía leve, o no aparente, en la mayoría de los pacientes.

Los resultados apoyan la hipótesis de que el tratamiento precoz puede proteger contra el desarrollo de los déficits neurológicos tiempo después. Se trata, pues, de un replanteamiento de la terapia de la esclerosis múltiple según una pauta estándar en el tratamiento del cáncer dónde una fase de inducción intensiva es seguida por un regimen menos intensivo de mantenimiento.

El autor plantea que, si bien el papel del alemtuzumab en el tratamiento de la esclerosis múltiple está por definir en clara dependencia de su eficacia y seguridad a lo largo de períodos más prolongados de experimentación, estas investigaciones suponen un progreso significativo en el campo al abrir el abordaje de la relación entre las fases inflamatoria y degenerativa de la enfermedad, así como considerar el valor potencial de una terapia agresiva precoz.

Observa, finalmente, el autor que las ideas generadas en el laboratorio sólo adquieren solidez cuando se contrastan a pie de enfermo.

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