viernes, 7 de noviembre de 2008

Arvid Carlsson: "La terapia celular,

inútil en neurodegeneración"

Arvid Carlsson, Nobel de Medicina en 2000, cree que sólo conocemos el 5 por ciento del funcionamiento del cerebro. Y con respecto a la terapia celular en neurodegeneración, está convenido de que "no sirve".



Enrique Mezquita. Valencia 07/11/2008
Según Arvid Carlsson, profesor emérito de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, y Nobel de Medicina del año 2000, el realismo es la base de cualquier avance en el terreno de la Medicina. Por ello, es consciente de las limitaciones que siempre habrá a la hora de abordar el cerebro y, por extensión, sus desórdenes: "Si tuviera que definir cuánto conocemos actualmente, ronda el 5 por ciento de lo que llegaremos a saber".
Carlsson, que ayer participó en el simposio sobre Nuevos aspectos de la farmacología del receptor de la dopamina: implicaciones terapéuticas, organizado por Laboratorios Lundbeck en el XII Congreso Nacional de Psiquiatría -que concluye mañana en Valencia-, había calificado en Diario Médico de fracaso, hace dos años, los intentos realizados para aplicar la terapia celular en enfermedades neurodegenerativas. Ahora ratifica que "no ha cambiado nada; me he convencido más de que no sirve. El trasplante de neuronas dopaminérgicas fetales en el cerebro con Parkinson ha supuesto un fracaso muy convincente".
Sobre la posibilidad de hacer crecer células progenitoras y enseñarlas a que produzcan dopamina, "si eso llega a ocurrir, mi predicción es que el resultado será aún peor". Carlsson resumió de forma muy clara los resultados del trasplante de células nerviosas: "La aparición de efectos adversos en forma de movimientos involuntarios, una cuestión que no sería útil en absoluto".
La genética y sus estudios ofrecen muchas promesas, "pero hay que encontrar una estimación realista de los plazos de tiempo hasta que pueda hacerse de uso generalizado. Por el momento, hay ejemplos útiles en enfermedad de Huntington".
El abordaje farmacológico
Para Carlsson, la realidad sigue marcada por el abordaje farmacológico y es previsible que permanezca así. "Históricamente, si vemos los avances en Medicina, en mi opinión el factor número uno es la farmacología".
Ha añadido que los estabilizadores de la dopamina presentan un gran futuro, ya que permiten "reducir la función en trastornos con hiperfunción y actuar con el efecto contrario en aquéllos donde la función sea prácticamente inexistente".
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