calor
Con la llegada de las altas temperaturas veraniegas, el Ministerio de Sanidad y Consumo reitera una serie de recomendaciones sobre el uso de los medicamentos en caso de ola de calor y recuerda que los medicamentos, cuando son utilizados correctamente, no se consideran desencadenantes de problemas de salud asociados al exceso de calor. Sin embargo, en función de su mecanismo de acción, algunos pueden alterar la adaptación del organismo a las elevadas temperaturas
Madrid, 11 agosto 2008 (mpg/AZprensa.com)
Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) existen factores de riesgo individuales que incrementan los efectos negativos de las altas temperaturas, como la edad (lactante, niño o persona mayor), las patologías crónicas y el mal uso de los medicamentos. Sin embargo, en función de su mecanismo de acción, algunos pueden alterar la adaptación del organismo a las elevadas temperaturas
Consultar al médico
Desde Sanidad se insiste a los ciudadanos en que, ante cualquier duda sobre sus tratamientos, deben consultar a su médico para que, en caso de que sea necesario, adapte su terapia habitual a las posibles interacciones de las altas temperaturas.
"Cualquier disminución de la dosis o suspensión de un medicamento debe ser un acto razonado y avalado por una decisión médica, que ha de tener en cuenta la enfermedad que se está tratando y las posibles consecuencias de su retirada", explicó la directora de la Agencia, Cristina Avendaño.
En caso de producirse un incremento importante de las temperaturas, conocido como ola de calor, los principales problemas de salud que pueden presentarse son el síndrome de agotamiento-deshidratación, que es consecuencia de la pérdida de agua y sodio a través del sudor, y el golpe de calor, que se produce por un fallo agudo de la termorregulación corporal y que es considerado una urgencia médica extrema.
La Aemps clasificó en tres grupos los medicamentos cuyos mecanismos de acción pueden interaccionar con las altas temperaturas. En el primer grupo estarían los que son susceptibles de agravar el síndrome de agotamiento-deshidratación y el golpe de calor.
En un segundo grupo se incluyen los medicamentos que pueden inducir un aumento de la temperatura corporal, al actuar sobre el sistema nervioso central: neurolépticos y antidepresivos.
Por último, el tercer grupo lo formarían los medicamentos que agravan indirectamente los efectos del calor por disminuir la capacidad de reacción ante situaciones problemáticas, en el que estarían incluidos los fármacos para dormir, para la ansiedad y los que bajan la tensión arterial (hipotensores).
Madrid, 11 agosto 2008 (mpg/AZprensa.com)
Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) existen factores de riesgo individuales que incrementan los efectos negativos de las altas temperaturas, como la edad (lactante, niño o persona mayor), las patologías crónicas y el mal uso de los medicamentos. Sin embargo, en función de su mecanismo de acción, algunos pueden alterar la adaptación del organismo a las elevadas temperaturas
Consultar al médico
Desde Sanidad se insiste a los ciudadanos en que, ante cualquier duda sobre sus tratamientos, deben consultar a su médico para que, en caso de que sea necesario, adapte su terapia habitual a las posibles interacciones de las altas temperaturas.
"Cualquier disminución de la dosis o suspensión de un medicamento debe ser un acto razonado y avalado por una decisión médica, que ha de tener en cuenta la enfermedad que se está tratando y las posibles consecuencias de su retirada", explicó la directora de la Agencia, Cristina Avendaño.
En caso de producirse un incremento importante de las temperaturas, conocido como ola de calor, los principales problemas de salud que pueden presentarse son el síndrome de agotamiento-deshidratación, que es consecuencia de la pérdida de agua y sodio a través del sudor, y el golpe de calor, que se produce por un fallo agudo de la termorregulación corporal y que es considerado una urgencia médica extrema.
La Aemps clasificó en tres grupos los medicamentos cuyos mecanismos de acción pueden interaccionar con las altas temperaturas. En el primer grupo estarían los que son susceptibles de agravar el síndrome de agotamiento-deshidratación y el golpe de calor.
En un segundo grupo se incluyen los medicamentos que pueden inducir un aumento de la temperatura corporal, al actuar sobre el sistema nervioso central: neurolépticos y antidepresivos.
Por último, el tercer grupo lo formarían los medicamentos que agravan indirectamente los efectos del calor por disminuir la capacidad de reacción ante situaciones problemáticas, en el que estarían incluidos los fármacos para dormir, para la ansiedad y los que bajan la tensión arterial (hipotensores).
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