domingo, 6 de mayo de 2012

Resultados de eficacia y seguridad a 7 años

Menos progresión de la EM

remitente-recurrente gracias

al oral fingolimod

Guillermo Izquierdo, Xavier Montalbán y Óscar Fernández.
La prevalencia de la esclerosis múltiple en España, teniendo en cuenta a los pacientes sin diagnosticar, es de 50.000 pacientes. El tratamiento con interferones es eficaz en, aproximadamente, un tercio de los enfermos. Para determinados casos en que no lo es, fingolimod, la única terapia oral aprobada para EM con recidivas, es eficaz y seguro.

Ana Callejo Mora. Nueva Orleans - DiarioMedico  

Los interferones supusieron un gran avance en el tratamiento de la esclerosis múltiple (EM), pero en determinados pacientes no llegan a ser del todo eficaces, y en otros la sensación de estar padeciendo síntomas gripales un día sí y otro no (frecuencia con la que se inyectan estos fármacos) les hace no estar cómodos con la terapia. En estos dos tipos de pacientes con EM remitente-recurrente, junto con los que nunca han sido tratados, está indicado el fármaco oral Gilenya (fingolimod), comercializado por la compañía Novartis, y que es el primero de una nueva clase de fármacos denominados moduladores del receptor de esfingosina 1-fosfato (S1PR). Este tratamiento, que se administra una vez al día, lleva disponible en nuestro país desde noviembre del pasado año. En la LXIV Reunión Anual de la Asociación Americana de Neurología (AAN, en inglés), que finaliza mañana en Nueva Orleans, se han presentado datos que refuerzan el perfil de seguridad y eficacia de fingolimod.
Estudio completo

Los nuevos resultados del estudio de extensión de fase III Freedoms mostraron una mejora significativa de los resultados clínicos y de resonancia magnética en pacientes que pasaron de tratarse con placebo (administrado durante el periodo del estudio pivotal de 24 meses) a Gilenya (administrado durante la fase de extensión). El periodo del estudio pivotal Freedoms, de dos años, fue completado por 1.033 pacientes. De ellos, el 90 por ciento completaron tres años de observación y el 45 por ciento fueron seguidos durante cuatro años.


Para resumir qué suponen estos resultados en la práctica clínica y conversar sobre los avances y limitaciones de esta enfermedad autoinmune del sistema nervioso central, Xavier Montalbán, jefe del Servicio de Neuroinmunología del Hospital Universitario Valle de Hebrón, en Barcelona; Óscar Fernández, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Carlos Haya, de Málaga, y Guillermo Izquierdo, director de la Unidad de Gestión Clínica en Neurociencias del Hospital Virgen Macarena, en Sevilla, han hablado con Diario Médico.

Para Montalbán hay una ventaja clara: "A los siete años los pacientes tratados con fingolimod permanecen con una tasa de unos 0,7 brotes al año; además, este fármaco redujo el índice de atrofia cerebral en un 38 por ciento, en comparación con placebo, a los dos años".

En los estudios clínicos los efectos secundarios más habituales que se detectaron fueron las cefaleas y el aumento de las enzimas hepáticas. Otros efectos secundarios fueron una reducción del ritmo cardiaco transitorio, y generalmente asintomático, y bloqueo atrioventricular al inicio del tratamiento, leve aumento de la presión arterial, edema macular y broncoconstricción leve. Por eso, según ha explicado Fernández, siguen un protocolo. "El primer comprimido se da en el hospital y se hace un electrocardiograma en ese momento y a las seis horas".

"Al ser conscientes de que el fingolimod no es la solución definitiva, Novartis ha seguido investigando. De ahí ha surgido otra molécula, BAF312 (siponimod)", ha señalado Izquierdo.

Dosis adecuada

Durante la reunión americana se han presentado los resultados de un estudio de determinación de dosis de fase II con BAF312, un modulador selectivo de los receptores S1P de los subtipos 1 y 5 en la EM que se administra por vía oral.

"Parece que la dosis de 2 miligramos será eficaz", ha comentado Izquierdo. Además, el ensayo reflejó que el tratamiento con BAF312, comparado con placebo, redujo las lesiones cerebrales observadas con RM en hasta un 80 por ciento. Las recidivas fueron poco frecuentes y se redujeron con el tratamiento.

Los datos también mostraron que BAF312 se toleró generalmente bien con un ajuste inicial de la dosis. Los acontecimientos adversos más frecuentes fueron cefaleas, bradicardia, mareos y nasofaringitis. A finales de este año está previsto el inicio de un programa de fase III para EM. "Esta molécula tiene una gran reversibilidad, algo importante en el caso de que la paciente se quede embarazada o tenga que someterse a una intervención quirúrgica".

Lo que ya revela la RM


Fernández ha hecho la siguiente reflexión: "Hace años aprendimos que la EM nunca descansa. Por ello tenemos que hacer RM a los pacientes que aparentemente van bien".


Izquierdo es de la misma opinión, porque ha comentado que "si en esos pacientes hubiéramos sabido, con una resonancia, que se está produciendo un deterioro cognitivo silencioso les habríamos dado tratamiento". Según sus cálculos, un 30 por ciento de los pacientes diagnosticados no están tratados. Aún así, Montalbán ha asegurado que el panorama ha cambiado mucho "porque antes tratábamos más tarde a los pacientes. "Es cierto que ahora tenemos más opciones terapéuticas", ha apuntado Fernández.
El seguimiento de los pacientes con esclerosis múltiple también es mayor. "Les vemos unas tres o cuatro veces al año e incluso a algunos enfermos que están recibiendo algún tratamiento nuevo pasan por la consulta de neurología una vez al mes".

BUSCAN VERIFICAR SI ES MÁS ÚTIL EN 'NAIVES'



"Una comunicación presentada hace un par de años en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología nos dio una idea: cabe la posibilidad de que los pacientes con esclerosis múltiple que no han llevado tratamiento previo parecen funcionar algo mejor a la terapia con fingolimod que los que han sido tratados con interferón beta-1a intramuscular o con acetato de glatiramero", ha detallado Ana Gobartt, del Departamento Médico de la Unidad de Neurociencias de Novartis. Verificar esta sospecha es el objetivo del estudio que pusieron en marcha, en diciembre del pasado año, con la inclusión, en Barcelona, del primer paciente.

La investigación, que ha sido expuesta como póster en la LXIV Reunión de la AAN, cuenta con dos coordinadores españoles -Óscar Fernández y Xavier Montalbán- y dos coordinadores australianos (que ya han incluido otro paciente). "Tenemos dos años para reclutar a alrededor de 300 pacientes en España y 200 en Australia". Esperan obtener resultados para el año 2015.

 "De confirmarse la sospecha se ratificaría la idea de que hay que empezar a tratar antes a los pacientes y con el fármaco adecuado". Según Gobartt, "estos pacientes naives son aquellos que no superan los 50 años de edad, tienen poco tiempo de evolución de la esclerosis múltiple (entre uno y cinco años) pero sí presentan cierta actividad de la enfermedad". Un dato al respecto: en Rusia, Australia, Suiza y Estados Unidos, fingolimod es primera línea de tratamiento

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