miércoles, 20 de abril de 2011

Las BOC de IgM se consolidan

en el pronóstico de la EM




Las bandas oligoclonales (BOC) de inmunoglobulina G (IgG) y las de inmunoglubulina M (IgM) en el líquido cefalorraquídeo (LCR) son marcadores de gran utilidad en la esclerosis múltiple (EM). Un equipo del Hospital Ramón y Cajal lidera la investigación en estos biomarcadores.
Sonia Moreno - Diario Médico -19 de Abril de 2011
La inmunóloga Luisa María Villar y el neurólogo José Carlos Álvarez-Cermeño, coordinador de la Unidad de EM, ambos del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid), organizan periódicamente un curso sobre el estudio de biomarcadores en EM. Villar, además, es la responsable dentro de la Sociedad Española de Inmunología de supervisar que estas técnicas se efectúan con la calidad necesaria. "Hemos logrado implantar una calidad muy alta en la determinación de bandas oligoclonales (BOC) de IgG, y ahora el objetivo es conseguir el mismo nivel para las bandas de IgM", comenta. El 97 por ciento de los pacientes con presencia de bandas de IgG en el primer brote acabarán desarrollando esclerosis múltiple; las bandas de IgM se relacionan con una mala evolución de la EM, en la medida en que los pacientes tendrán más brotes y una mayor discapacidad.

Además de trasladar su experiencia a otros laboratorios, el equipo del Ramón y Cajal continúa investigando el papel de las BOC en la enfermedad. Álvarez-Cermeño explica que, "una vez que determinamos que las bandas de IgM se asocian con mal pronóstico en un grupo de pacientes, ahora estamos estudiando si el tratamiento puede modificar esa evolución".

Dos son las cuestiones claves en estos estudios: si el tratamiento consigue disminuir al biomarcador IgM y si esa disminución se asocia a una mejoría. "Todavía no tenemos resultados definitivos al respecto. Es un trabajo complejo, pues la toma de muestras no siempre es posible: hay que hacerlo cuando resulta estrictamente necesario desde un punto de vista clínico". De ahí la importancia de sumar cohortes de pacientes de otros grupos.

Otras cohortes

Amit Bar-Or, especialista en Neurología e Inmunología del Instituto Neurológico de Montreal, en la Universidad de McGill (Canadá), colabora en varios proyectos con el grupo de esclerosis múltiple de Villar y Álvarez-Cermeño. Uno de esos proyectos es la aplicación de los bomarcadores en la EM pediátrica.

Según revela la cohorte canadiense, "uno de cada veinte pacientes diagnosticados ha tenido un brote durante su infancia, lo que nos indica que un porcentaje considerable inició la enfermedad en la niñez". Por tipos, no se ha visto una EM progresiva primaria en la infancia; la gran mayoría de los niños afectados tiene EM con recaídas o remisiones y continúan con este tipo de la enfermedad hasta la edad adulta, momento en que muchos de ellos derivan a una EM progresiva secundaria. Esta última es muy rara en la infancia, pero puede producirse.
"La EM pediátrica tiene ciertas peculiaridades; puede decirse que es similar a la adulta, pero no idéntica, y eso impide una extrapolación total de los criterios de McDonald. Tenemos que adaptarlos y para ello hay que emplearlos: seguir a los niños diagnosticados aplicando los criterios y después comprobar en qué medida funcionaron. Con todo, sabemos que la esclerosis múltiple infantil difiere en las pruebas de imagen con respecto a la adulta. Quizá uno de los mayores retos sea distinguirla de otras condiciones que parecen una EM pero son otra afección neurológica".

Basado en la experiencia

Respecto al tratamiento, no ha habido ensayos clínicos con niños, así que las conclusiones se basan en la experiencia de los especialistas. "Aplicamos los mismos tratamientos que en adultos y mi impresión es que funcionan en la misma medida", afirma Bar-Or.

Otro de los aspectos que habrá que resolver es si los biomarcadores funcionan de igual forma a como lo hacen en los adultos. "Las mediciones en niños, al estar más cerca del inicio de la enfermedad, pueden aportar una información muy valiosa más allá del ámbito pediátrico".

También se trabaja para hallar marcadores biológicos de la enfermedad que puedan obtenerse a través de muestras sanguíneas. No obstante, recuerda que la gran ventaja del estudio del LCR es que, al estar en el sistema nervioso central, aporta mucha información sobre la patogenia. "Puede que en un futuro encontremos marcadores en sangre de estos biomarcadores, pero habrá que trabajar en paralelo, pues el LCR contiene datos esenciales sobre los mecanismos de la esclerosis múltiple".

Irycis: proyectos presentes y futuros


Luisa María Villar dirige el Grupo de Esclerosis Múltiple del Irycis (Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria), en el que, al igual que José Carlos Álvarez-Cermeño, es investigadora principal. La línea de trabajo del grupo es el estudio de los perfiles inmunológicos que presentan las diferentes formas de EM. Los proyectos en marcha se concretan en la identificación de marcadores predictivos, el estudio de los perfiles inmunológicos del LCR en las diferentes formas de la enfermedad, y el análisis del valor clínico, pronóstico y fisiopatológico de la heterogeneidad de los linfocitos B hemáticos. Además, el grupo planea iniciar investigaciones en el microARN en la EM y sobre la implicación del virus de Epstein-Barr y otros de la familia de los herpesvirus en la aparición de la enfermedad.

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