El desafío de las células madre
El Instituto de Biomedicina de Sevilla celebra un encuentro con el equipo del doctor Philip Horner, procedente de la Universidad de Washington, sobre terapia celular
Reparar lesiones traumáticas en el sistema nervioso central y frenar enfermedades neurodegenerativas, como la esclerosis múltiple, el párkinson o el alzhéimer, se ha convertido en uno de los mayores desafíos de múltiples grupos de investigación en el ámbito mundial que tratan de desentrañar los mecanismos que provocan la muerte de las neuronas.
Entre estos grupos se encuentran los científicos y especialistas del programa de Neurociencias que dirige el catedrático José López Barneo en el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS), que ayer intercambiaron resultados de los estudios que se realizan en Sevilla con el doctor Philip Horner, profesor asociado de Cirugía Neurológica del Instituto de Células Madre y Medicina Regenerativa de la Universidad de Washington, con el fin de conocer nuevas pistas biológicas y genéticas en la lucha contra las lesiones en la médula y las enfermedades. Se trató de un encuentro en la frontera de la investigación de la salud que desarrolla la Consejería de Salud desde 2008.
En esta búsqueda de nuevas terapias basadas en la genética, las células madre y la ingeniería celular, el doctor Philip Horner aportó sus hallazgos sobre la degeneración y regeneración de la mielina, la capa que cubre y protege las neuronas. La destrucción de la mielina por un traumatismo o por una enfermedad como es la esclerosis múltiple provoca una desconexión entre los impulsos del paciente y su capacidad para reaccionar, por ejemplo, mediante el movimiento. En el caso de la esclerosis múltiple esta desconexión termina condenando a los enfermos a sillas de ruedas.
La posibilidad de regenerar la mielina a través de terapia celular y de frenar la destrucción del sistema nervioso ofrecería enormes esperanzas a los enfermos de esclerosis múltiple y a los lesionados medulares. La investigación de Horner se encuentra aún en una fase muy embrionaria, pero alentadora para científicos y especialistas. "Estudiamos una aproximación de la terapia génica para tratar de que el paciente mantenga la mielina", explicó ayer este experto momentos antes del encuentro en el IBIS, donde precisó que en la actualidad su grupo en Washington trabaja con modelos y que aún quedan años para una aplicación en pacientes.
El Instituto de Biomedicina de Sevilla se inauguró a finales del año pasado como un centro ambicioso para no perder el tren mundial de la innovación en ciencia y medicina. Son cuatro las grandes líneas de investigación que se abordan en el IBIS que coinciden con las enfermedades más prevalentes en la población: infecciones, neurociencias, oncohematología y genética; y patologías cardiovasculares y respiratorias. La ubicación privilegiada del IBIS, en la ciudad sanitaria Virgen del Rocío, está ideada para trasladar los conocimientos científicos a los pacientes con la máxima celeridad, mediante la unión entre los laboratorios y el trabajo clínico.
El director del IBIS y catedrático de Fisiología, José López Barneo, explicó que "en el ámbito mundial son muchos los grupos de investigación que trabajan en estas líneas" e incidió en que el equipo del doctor Horner "es uno de los que más interés tiene", a su parecer. "Se está comprobando que si bien aún no se ha logrado curar una lesión, sí se pueden conseguir mejorías -en los traumatismos medulares-, sobre todo en aquellos enfermos que no son crónicos y que han sufrido hace poco el traumatismo", precisó Barneo. El equipo de Neurociencias del IBIS, que está centrado en las anomalías que desencadenan el párkinson y el alzhéimer, ya ha realizado dos ensayos clínicos en 14 pacientes. "Hemos vuelto al laboratorio para mejorar la técnica", explicó Barneo, que apuntó a cierta mejoría en los resultados con pacientes.
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