Los expertos piden el fin del
"secretismo" al evaluar fármacos
Un artículo en el British Medical Journal propone "erradicar la confidencialidad" que rodea la investigación clínica
ANTONIO GONZÁLEZ - Público - 01/04/2009
Los pacientes y la sanidad pública reciben un "pobre pago" por proporcionar a la industria farmacéutica "la mayor parte del soporte necesario para desarrollar y evaluar nuevos medicamentos" en Europa. Por ello, los Gobiernos deben abordar cambios profundos en la forma en que los nuevos fármacos son evaluados para acabar con el "secretismo" que rodea a la experimentación de productos farmacéuticos. Ésta es la tesis que sostienen en un artículo publicado en el último número de la revista British Medical Journal dos expertos en materia farmacéutica, Mario Negri, director del Instituto de Investigación Farmacológica de Milán (Italia), y Iain Chalmers, fundador de la Colaboración Cochrane y responsable de la Biblioteca James Lind de Oxford (Reino Unido).
Los autores reconocen que la industria corre con la mayoría de los gastos de desarrollar un fármaco, pero destacan que no sería posible conseguir nuevos medicamentos sin la infraestructura académica que sostiene la investigación básica. Además, mediante el pago de la factura farmacéutica y los impuestos, el sector público "compensa a la industria por sus costes en una situación en la que no existe un verdadero mercado".
En este contexto, estiman que las actuaciones de la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA), sobre todo a la hora de evaluar los nuevos medicamentos, están rodeadas de "secretismo", y que sus decisiones "no pueden ser analizadas por terceros". También critican que cuando se aprueba un nuevo fármaco de forma no unánime, los votos particulares no se hacen públicos.
En cuanto a la industria, Negri y Chalmers creen que su "problema de imagen" puede atribuirse a haber priorizado sus intereses frente a los de los pacientes, a que los diseños de los ensayos no se dirigen a saber si un nuevo producto es mejor que los ya existentes, o a la "promoción engañosa" de nuevos fármacos.
Así, entienden que los Gobiernos europeos deben tomar medidas, y proponen cuatro líneas de actuación. En primer lugar, hay que asegurarse de que los intereses de los pacientes, como conocer los efectos a largo plazo de los fármacos, están representados en las prioridades de investigación. Esto "supone un reto considerable, porque muchas asociaciones de pacientes están financiadas por la industria".
El segundo paso debe ser, a su juicio, garantizar por ley la "transparencia" del proceso de evaluación de los fármacos, para no depender de la decisión voluntaria de los laboratorios de publicar sus resultados. "Toda la confidencialidad que rodea la investigación clínica debe ser erradicada", agregan. Además, reclaman evaluaciones independientes de los nuevos productos, y elogian en este punto las políticas puestas en marcha por España e Italia para que los laboratorios contribuyan a los gastos de investigación.
La última de las propuestas de los expertos es que, antes de aprobar un fármaco, se demuestre fehacientemente que supone un "avance real" respecto a los ya autorizados. A cambio, sugieren que las autoridades podrían ampliar el plazo de las patentes farmacéuticas.
Ensayos accesibles
La patronal farmacéutica española, Farmaindustria, sostiene, por su parte, que tener un nuevo fármaco en el mercado ya es, en sí mismo, un importante retorno para la sociedad, y que el futuro pasa por mantener la "interacción" con el sector público. Fuentes de la patronal explicaron ayer que, desde hace tres años, la industria europea publica los resultados de todos sus ensayos en Internet.
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