sábado, 17 de abril de 2010

Vacuna contra la diabetes 1 podría

aplicarse a esclerosis múltiple y

artritis

Barcelona, 17 abr (EFE).
El médico e investigador español Pere Santamaria ha presentado hoy una vacuna que, en un plazo de diez años, podría prevenir y frenar el avance de la diabetes de tipo 1 y el de otras enfermedades que atacan el sistema inmunitario, como la esclerosis múltiple o la artritis reumatoide. Según ha explicado a Efe, el investigador ha descubierto que el organismo genera, en el transcurso de las enfermedades autoinmunes, un “mecanismo regulador” para frenar su desarrollo, “que seguramente explica por qué estas enfermedades evolucionan de manera muy lenta”.

A partir del mecanismo, Santamaria y su equipo de la Universidad de Calgary (Canadá) han desarrollado “una nanovacuna para estimular selectivamente estas células reguladoras del sistema inmunitario que frenan la enfermedad”, pero sin perjudicar el funcionamiento del sistema, que protege el organismo de infecciones o del cáncer. Pere Santamaria presentó los avances de su equipo en la segunda jornada del XXI Congreso de la Sociedad Nacional de Diabetes, en Barcelona.

En fase de experimentación con ratones, el médico ha descubierto que la vacuna funciona en el caso de la diabetes mellitus del tipo 1 y permite estimular ese mecanismo para preservar la reserva de insulina en el páncreas. El objetivo es ahora demostrar que el mecanismo regulador no se genera exclusivamente en la diabetes tipo 1, como están convencidos, para “desarrollar una vacuna parecida” que sea aplicable a otras “enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide o la esclerosis múltiple”.

La aplicación a una lista de “hasta 40 enfermedades autoinmunes” se basaría en que las dolencias tienen un funcionamiento parecido: “En el caso de la diabetes se atacan las células del páncreas que producen insulina”, mientras que “en el caso de las esclerosis múltiples se atacan células del cerebro o del sistema nervioso”. Si los resultados que se han obtenido con ratones se confirman en humanos, en el mejor de los casos “el paciente diabético no tendría que inyectarse insulina para mantener los niveles de azúcar en la sangre a niveles normales”.

Santamaria ha destacado que la vacuna evitaría los riesgos que supone para los pacientes inyectarse insulina: “El problema del diabético tratado con inyecciones de insulina es que la insulina no puede mantener unos niveles de azúcar en la sangre a un nivel perfectamente constante, de manera que siempre hay altibajos” que “dan lugar a complicaciones tan importantes como el accidente vascular cerebral, la parálisis, o el infarto de corazón”. La vacuna no podría aplicarse a la diabetes tipo 2, más común y que es la única que se puede prevenir por estar asociada al sedentarismo, la obesidad y los malos hábitos alimenticios, por no ser este tipo de diabetes autoinmune.

Santamaria ha especificado que están desarrollando lo que llaman una vacuna, pero que “no es una vacuna en el sentido genérico de la palabra”, ya que en realidad podría ser aplicada cuando el enfermo ya es diabético. En cuanto a los plazos, el experto ha reconocido que por delante queda “un proceso lento”: “creemos que en un año y medio o dos años podremos estar haciendo ensayos clínicos”, pero “se pueden contar unos buenos diez años antes de que esté en el mercado”.

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